El 24 de marzo de 1854, el presidente venezolano de entonces, José Gregorio Monagas, dictó la Ley de la Abolición de la Esclavitud, decreto que le dio condicionada libertad a 40 mil esclavos en el país.
En el año 1810 el Generalísimo Francisco de Miranda llamó a los esclavizados a formar filas en el ejército patriota en cambio de la plena libertad.
También lo hizo el Libertador Simón Bolívar a través de una campaña a favor de la abolición de la esclavitud en 1816, pero no fue sino 38 años después que el hecho se concretó.
La promulgación de aquel decreto fue precedida por la presentación de documentos por parte del Ejecutivo que dieron lugar a un amplio debate, de manifestaciones populares.
Diferentes discusiones en el Congreso, en base a un Proyecto de Ley presentado por 31 diputados el 3 de marzo de 1854 y superadas las objeciones, los opositores que estaban en contra de la medida fueron derrotados.
La ley incluía la indemnización para los dueños de esclavos, en procura de equilibrar el principio de libertad con el de la propiedad.
Aunque los contenidos de la ley hacían justicia a miles de venezolanos, la discriminación directa o indirecta contra los afrodescendientes se prolongó hasta tiempos recientes.Abolición
La abolición de la esclavitud trajo consigo un sinnúmero de debates en el Congreso. Aquí un resumen de una de las intervenciones del presidente de entonces, José Gregorio Monagas:
“Discutís señores una cuestión vital: digo mal, no debe calificarse de cuestión, pues la libertad del hombre no puede ponerse en duda, ni en contradicción, mucho menos en Venezuela, donde tantos años se ha dado el grito de libertad y donde tanta sangre se ha derramado por alcanzar para todos ese bien inestimable. La esclavitud es, señores, como dijo el gran Bolívar, la infracción de todas las leyes, la violación de todos los derechos.
Venezuela pues, que se gloria de haber sido la primera en Suramérica que reconociese el gran principio de la soberanía popular, origen y fuente de toda autoridad. Venezuela no debe aparecer más a los ojos del mundo entero con la horrible mancha de la esclavitud. ¿Qué derecho justo se alegará, señores, para conservar por más tiempo este título de ignominia que nos legaron las generaciones pasadas?. Acordaos, honorables Representantes, que sin la igualdad perecen todas las libertades, todos los derechos y que con la esclavitud no hay igualdad.
Yo os esfuerzo, pues, a que no abandoneis el tratamiento de esta importante materia. Buscad el modo de abolir la esclavitud sin vulnerar los derechos de los poseedores de esclavos y acabad de sancionar una ley justa, santa, digna de una política ilustrada y consecuente con los principios liberales que nos han guiado hasta aquí.”
Luego de la aprobación de la normativa legal y el ejecútese a los hombres y mujeres libres, las calles se colmaron de alegría -no obstante- algunos esclavizados continuaron prestando su servicios a los terratenientes en calidad de servidumbre por voluntad propia.
Los afrodescendientes, una vez libres, desconocían qué hacer, pues la ley no contemplaba medidas para garantizarles trabajo, tierras o posibilidades de educación para surgir.
El historiador José Marcial Ramos Guédez detalla que el instrumento legal acordaba grandes indemnizaciones del Estado para los latifundistas, más no la verdadera libertad de los esclavizados.
En este sentido, la libertad solo se logró en teoría, pero en la práctica continúo las conductas de sometimiento a esta población. “Sometimiento en cuanto a explotación como mano de obra, a la que se le llamaba servidumbre, peonaje y asalariado que trabajaban en pésimas condiciones”.
En la práctica, la esclavitud continuó manifestándose con una conducta por parte de los antiguos propietarios que seguían siendo los dueños de la hacienda, recalcó el historiador. /EM
muy buena esta pagina me ayudo mucho en mi tarea de historia
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