Publicado: 20 nov 2018 05:32 GMT
En el año en que se ha decidido la exhumación del dictador, diversos actos y protestas ponen de manifiesto un ambiente social tenso y caldeado.
Este martes se cumplen 43 años de la muerte del dictador español Francisco Franco, y el aniversario cae en un terreno especialmente abonado para la polémica. La fecha siempre ha sido un día señalado en el ámbito residual del franquismo, pero su celebración siempre había consistido en manifestaciones marginales de una ideología ya obsoleta. En este año, sin embargo, hay factores que podrían marcar una diferencia.
En una sociedad políticamente polarizada y con heridas históricas aún abiertas desde la Guerra Civil (1936-1939) que dio paso a la dictadura, la figura de Franco ha recobrado una nueva dimensión pública desde que el Gobierno Socialista de Pedro Sánchez anunciara hace varios meses su intención de exhumar los restos del dictador, para retirarlos de su actual emplazamiento monumental en el Valle de los Caídos y depositarlos en un contexto que no implique ninguna clase de enaltecimiento.
Las reacciones a esta iniciativa han puesto de relieve la presencia de sectores sociales nostálgicos de la dictadura y han traído al presente una confrontación social que, si bien hunde sus raíces en una guerra ya pretérita, aún repercute en la realidad cotidiana y sigue agitando el ámbito parlamentario en la política española.
Es en este clima social en el que tiene lugar la conmemoración de este 20 de noviembre, que carece de todo respaldo institucional pero se materializa a través de diferentes actos y eventos, con sentidos y orientaciones ideológicas muy diferentes.
Ya durante el pasado fin de semana se organizaron manifestaciones, protestas y reivindicaciones por toda España; en algunas de ellas se ensalzó el franquismo y en otras se condenó toda herencia de la dictadura.
Así, el viernes por la tarde, la Asociación por la Derogación de la Memoria Histórica organizó un acto conmemorativo del fallecimiento de Franco, en el que los manifestantes protestaban con lemas como "Movimiento por España" o "Sánchez 'desokupa' y deja a Franco en paz". Tres activistas del grupo Femen irrumpieron en el acto y al grito de "fascismo legal, vergüenza nacional", condenando de esa manera el hecho de que sean legales ese tipo de celebraciones.
Esa misma noche también tuvo lugar, como cada año por estas fechas, la peregrinación con la que los simpatizantes del partido Falange Española homenajean a su fundador, Jose Antonio Primo de Rivera, que murió también el día 20 de noviembre, pero de 1936.
La llamada 'Marcha de la Corona' consiste en un recorrido de varias decenas de kilómetros, desde el centro de Madrid hasta el Valle de los Caídos, donde se encuentra la sepultura de Primo de Rivera, junto a la del propio Franco.
Por su parte, la Coordinadora Antifascista de Madrid también organizó el sábado una multitudinaria manifestación en la capital española, bajo el lema 'Madrid será la tumba del fascismo', que parafrasea una de las consignas del bando republicano durante le Guerra Civil española.
Al día siguiente, el llamado Foro por la Memoria celebró una concentración en el Valle de los Caídos para exigir la pronta exhumación de los restos del dictador.
Esta misma organización impulsa la campaña #NiValleNiAlmudena, que no solo reclama la exhumación del cadáver de Franco de su actual emplazamiento, sino que se opone a que pueda ser enterrado en La Almudena, una catedral situada en el centro de Madrid en la que la familia de Franco dispone de dos tumbas libres ya pagadas.
"El entierro de Franco en La Almudena, un lugar público a pocos metros de la Plaza de Oriente, donde la dictadura organizaba los actos de exaltación del régimen, supondría una vejación y una humillación para las miles de víctimas del franquismo, para sus familias, y para el conjunto de la sociedad", explica el Foro de la Memoria.
Uno de los asuntos pendientes en el controvertido trámite del traslado de los restos del dictador es precisamente su destino. Por el momento, el Gobierno de España sólo ha adelantado que debe tratarse de "un lugar con dignidad pero que no sean objeto de ningún homenaje", incidiendo explícitamente en que "no pueden acabar en un lugar como La Almudena".
De momento, aún con todo el asunto en el aire, sin una fecha para la exhumación ni un destino claro para el cadáver, lo único que parece claro al respecto es que este 20 de noviembre podría ser el último aniversario de la muerte de Franco con el dictador enterrado en el Valle de los Caídos. Y que toda la controversia generada a lo largo del trámite político y parlamentario de esta iniciativa ha caldeado el ambiente hasta convertir esta fecha en una lente de aumento que permite ver con claridad las secuelas que la Guerra Civil produjo en el tejido social de España, tan profundas que perviven con el paso de las generaciones.
David Romero
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