Miércoles, 15/10/2014
Crédito: Cubadebate
Estados Unidos ha aumentado la extracción de petróleo de esquisto, al punto de que, en los últimos dos años, alcanzó un ritmo de tres millones de barriles diarios y en octubre puede elevar esa cifra hasta los cinco millones, de acuerdo con la Administración de la Información Energética de ese país.
A su vez, CIBC World Markets destaca que la demanda actual, tanto interna como externa, es bastante baja, según recoge la revista ‘Forbes’.
En un momento en el que el petróleo Brent, referencia en los mercados europeos, se cotiza a los niveles más bajos de los últimos dos años y medio —este miércoles ha llegado a 84.07 dólares por barril—, muchos proyectos en EE.UU. no resultan rentables.
La causa es simple: los costes de extracción del petróleo de esquisto son muy altos. Según la cifra de la Agencia Internacional de la Energía, citada por Bloomberg, extraer materia prima de las formaciones de esquisto cuesta entre 50 y 100 dólares por barril, mientras que el precio de producción del petróleo convencional en Oriente Próximo o África del Norte oscila entre 10 y 25 dólares por barril.
La Organización de Países Exportadores de Petróleo (OPEP), por su parte, de momento no ha tomado medidas para parar la caída del mercado petrolero mundial. La situación parece bastante explosiva no solo desde el punto de vista económico, sino también geopolítico, advierten los expertos entrevistados por el portal ruso Svobódnaya Pressa.
“No hay una idea común sobre las causas de esta caída de precios después de que se mantuvieran durante tanto tiempo a un nivel de 105-110 dólares por barril. Muchos buscan explicaciones en teorías de la conspiración”, comentó el analista jefe del fondo ruso Seguridad Energética Nacional, Alexánder Pásechkin. Según el especialista, son dos las principales hipótesis conspirativas.
La primera teoría se basa en que EE.UU. ha tramado un complot con Arabia Saudita para reducir los precios y hundir el presupuesto de Rusia. La segunda hipótesis implica un complot de Arabia Saudita con otros Estados árabes con el objetivo de acabar con la potencial rivalidad de EE.UU. en el mercado petrolero.
“En otras palabras, los Estados árabes en un primer momento simularon que ayudaban a Washington para crear problemas a los rusos, pero en realidad querían asfixiar la revolución del esquisto en el Nuevo Mundo. Aprovechando que el coste de extracción del crudo convencional es mucho más barato, los países miembros de la OPEP intentan impedir que surja un nuevo exportador mundial”, explica Pásechkin.
Desde su punto de vista, este segundo escenario es bastante probable a pesar de las supuestas amistades entre Washington y Riad: no es casual que los cargos oficiales de la OPEP no hayan convocado ninguna reunión de emergencia para hacer frente a la situación, tal y como se ha hecho en ocasiones anteriores, y tan solo se vaya a celebrar el encuentro ordinario programado para noviembre.
Parece que EE.UU. ya ha empezado a darse cuenta de esta amenaza, subraya Pásechkin.
“Para EE.UU. es inaceptable que los precios sigan cayendo (…). Para los productores industriales del país es extremadamente importante que en otras regiones del mundo la extracción no crezca”, opinó, a su vez, el director del Instituto de Energética Nacional de Rusia, Serguéi Pravosúdov. Según subraya, este punto depende esencialmente de las decisiones de Oriente Próximo.
“Hoy en día los intereses de EE.UU. son muy visibles y un grupo de presión petrolero trabajará para ampliar y activar la zona de desestabilidad en la región. La industria militar del país también está muy interesada en ‘guerras calientes’: el presupuesto militar es el más alto del mundo y hace falta gastar este dinero de tal modo que sea notable la necesidad drástica de seguir gastando.
“Por eso Washington está abogando por bombardeos masivos en Irak y activación de la guerra civil en Libia. Si estos pronósticos se cumplen, lo precios volverán a subir. Desafortunadamente, un nuevo conflicto militar parece muy probable”, concluye Pravosúdov.
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