Lunes, 13/10/2014
Por: José Vicente Rangel
Las máscaras de la muerte
1.- El asesinato del diputado socialista Robert Serra y de su ayudante María Herrera es, probablemente, el crimen más abyecto cometido en Venezuela. La manera como los asesinos se cebaron en los cuerpos de los jóvenes dirigentes, los datos que se conocen sobre el ensañamiento de que fueron objeto, no tiene precedentes en el país. Posiblemente me equivoque al hacer tan tajante afirmación, pero la sostengo dada la constatación que durante mi actividad en la etapa puntofijista logré de abominables actos represivos -bastaría mencionar los casos de Fabricio Ojeda, Alberto Lovera, Jorge Rodríguez, Aguilar Serradas, Nikita Alvarado, Luis Alberto Hernández, destrozados en las cámaras de tortura--, en un contexto de desprecio total al ser humano. Claro está que en la acción de privar a otros de la vida, no deben establecerse grados. Todas tienen el mismo signo oprobioso. Porque crimen es crimen, y buscar diferencias equivale a incurrir en sospechosas actitudes. La manera como asesinaron a Serra y Herrera tiene una peculiaridad. A la delincuencia común le basta con matar, robar, secuestrar. En cambio, quienes dieron muerte a los dos jóvenes actuaron con una carga adicional de odio y mostraron una determinación de exterminar que excede las motivaciones que suelen estar presentes en estos actos. Por ejemplo, la saña propia del paramilitarismo colombiano.
2.- ¿Qué hay detrás de este crimen? Cabe todo tipo de especulación. Desde atribuir de inmediato el hecho al hampa como siempre pasa, hasta recurrir a la versión truculenta de un diario de que “el asesinato está vinculado con un rito de santería denominado la casa del muerto”. ¿Acaso no son temerarios tales señalamientos estando en curso la investigación? Pero resulta que esas versiones --y otras como la pasional, la acción de colectivos, rivalidades internas-- las echan a rodar sectores irresponsables, con el deliberado propósito de desviar la atención y crear una matriz que desmonte la impresión que hay en la opinión pública de que el crimen tiene connotación política.
3.- Ahora bien, resulta que esta connotación -el origen político del horrendo crimen-- la rechazan a priori los que promueven otras, como las que señalé. ¿Por qué no puede tener un origen político este crimen? ¿Acaso no hay sectores de oposición que exaltan la violencia y en la red social, donde tienen destacada presencia, difunden amenazas de muerte contra los chavistas? ¿Acaso es poca cosa lo que plantea en un video el dirigente de derecha Lorent Saleh --del grupo terrorista Javu-- sobre planes para volar puentes, discotecas y asesinar a destacados líderes bolivarianos? ¿Acaso carece de importancia la relación de Saleh, y otros dirigentes opositores, con un personaje inescrupuloso, vinculado al narcotráfico y al paramilitarismo, el ex presidente colombiano Álvaro Uribe? ¿Acaso no encaja en lo dicho por Saleh y otros opositores que alentaron las acciones criminales de los guarimberos, el salvaje asesinato consumado en las personas de Robert Serra y María Herrera? ¿Por qué se descarta a la ligera el carácter político de este crimen y, en cambio, se pretende imponer otras versiones? ¿Por temor a que se confirme la hipótesis de la vinculación del crimen con la conjura que hay contra el país, para la cual se recurre a sórdidos procedimientos e infamias mediáticas?
4.- Esta experiencia la viví cuando hice denuncias e investigué los crímenes cometidos por los gobiernos de la IV República. Nunca sus voceros las aceptaron, pese a las pruebas contundentes que existían. Miles de casos de desaparecidos, muertos en la tortura, fusilados, siempre los voceros oficialistas los presentaron como consecuencia de luchas internas, venganzas personales o versiones destinadas a perjudicar a los organismos de seguridad. Más de uno se burló de las denuncias que luego resultaron ciertas. La intención era desorientar y atentar contra la dignidad de las víctimas y sus familiares. En fin, toda una historia de infamias que ahora pretenden reeditar los herederos de aquella oscura etapa de nuestra historia republicana. Finalmente, en lo personal, espero el resultado de la investigación y que la justicia se imponga.
LABERINTO
Sorprendente el cinismo de ciertos sectores de la oposición. Ante la violencia suelen guardar silencio, o la estimulan con declaraciones ambiguas. Durante las guarimbas nada dijeron del desbordamiento criminal que ocasionó cerca de cincuenta muertos y centenares de heridos. Que condujo a la destrucción de instalaciones públicas, quema de Universidades, estaciones del Metro y otros desmanes. Que innovó con las cuerdas de nylon o acero tendidas en las calles para degollar motorizados y otras tantas fechorías…
En ningún momento, ni siquiera en los más críticos, los voceros de la oposición condenaron lo que ocurría. Al contrario, omitieron pronunciarse para así estimular el caos que provocaban las guarimbas. Sólo declaraban para defender a los guarimberos. Para acusar al gobierno de represor, de impedir manifestaciones “pacíficas” y cercenar derechos…
Obviamente que el propósito era desestabilizar y rematar la aventura con el golpe que desde hace tiempo planifican. El “golpe continuado” --con apoyo norteamericano-- que se desarrolla por etapas, de acuerdo a las circunstancias…
Es lo que determina que con motivo del horrendo asesinato de Serra y Herrera, se enciendan las alarmas. Ya que se repite la ambigüedad frente al acto criminal, el silencio y evasivas. No ha habido pronunciamientos contundentes de repudio. Condena rotunda a la presencia de paramilitares. Al contrario. Como siempre, medios de comunicación conectados a sectores ultras de la oposición, tienden cortinas de humo, echan a la calle versiones sin sustento que confunden y auspician la impunidad…
Por eso resulta indispensable emplazar a la oposición a que se defina. Que el sector democrático, que sin duda existe, pero que el chantaje de los aventureros lo inhibe, aclare su posición. Que se produzca el deslinde indispensable para que adquiera rango de interlocutor confiable…
Por eso que el diálogo es fundamental. Es parte de la salida a la actual situación. Pero es imposible estabilizarlo cuando hay la sospecha de que sus enemigos históricos tienen poder para disuadir a sus compañeros de ruta, debido a que no existe clarificación sincera de las posiciones…
Ha llegado el momento de darle prioridad al diálogo. Que éste sea el escenario para que los demócratas, los que sinceramente actúan en el marco de la Constitución y desechan los atajos tortuosos del golpismo, se dispongan a actuar. Sin eludir tema alguno y buscando concertar soluciones a los problemas del país. Ha llegado el momento de poner de lado y tomar distancia, de aquellos que pretenden acabar con el orden constitucional. De aquellos que, sistemáticamente, promueven la violencia. Hay que dialogar con los que de verdad quieren dialogar. La mesa es amplia para que todos concurran, pero allá los que tienen otros planes…
Algunos informes revelan que un dirigente de la oposición contacta con el hampa que opera en importantes zonas para trabajos políticos que tienen que ver con la subversión y con un proyecto para las elecciones parlamentarias de 2015…
Frase: “Quieren voltear al gobierno con ayuda exterior” (Cristina Kirchner, presidenta de Argentina)…
Marvin Blanco se la comió con su valiente actitud de condena a la violencia al exhibir la foto de Robert Serra en la prueba Gatorade Caracas Rock 2014, donde se impuso holgadamente. Felicitaciones a este hijo del 23 de Enero.
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