Jueves, 05/06/2014
Por: ASUNCIÓN
La 44ta. Asamblea General de la OEA cumplió ayer su primera jornada de debate sobre la necesidad de conjugar el desarrollo con inclusión social, aunque el plenario se desvió a menudo hacia cuestiones de conflictos bilaterales, propuestas no contempladas en el temario y hasta reclamos en torno de la presencia de Cuba en futuros encuentros. Luego de establecidos los consensos sobre conjugar el desarrollo con inclusión social, las deliberaciones derivaron a fuertes acusaciones.
El hecho de que la llamada «Declaración de Asunción» esté ya consensuada y de que la consigna de «Desarrollo con inclusión social» no enfrente mayores disidencias, pareció empujar la atención hacia otras cuestiones: los cruces Venezuela-EE.UU., el litigio Bolivia-Chile y la aspiración de Ecuador de mudar la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos.
Temprano, los cancilleres cumplieron con la formalidad de elegir al paraguayo Eladio Loyzaga como titular de las deliberaciones, aprobaron el temario y la agenda, constituyeron la Comisión General y escucharon el informe anual del Consejo Permanente. Pero apenas se inició la ronda del llamado «diálogo privado» entre cancilleres -en realidad es abierto-, comenzaron los cruces y acusaciones, siempre en el tono respetuoso al que obliga la diplomacia.
Primero fue el vicecanciller de Nicaragua, Danis Moncada, el que reclamó reformas y cambios en el financiamiento de la Relatoría para la Libertad de Expresión de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos -a la que varios gobiernos acusan de actuar manipulada por EE.UU, casi en línea con la propuesta de Ecuador para reformar el Sistema Interamericano de Derechos Humanos.
Enseguida le tocó al canciller de Venezuela, Elías Jaua y denunció «el intento permanente de las oligarquías que se niegan a aceptar resultados electorales y generan violencia, sabotajes y planes de magnicidio, alentados por sectores de EE.UU., en abierta violación al principio de no injerencia» que debe regir las relaciones entre los países. Jaua advirtió que «la amenaza de sanciones» a funcionarios del Ejecutivo bolivariano sería «un obstáculo para avanzar en la erradicación de la pobreza» y defendió el «derecho del pueblo a resolver sus diferencias sin injerencias».
Un rato después, la responsable norteamericana del Departamento de Estado para Asuntos Latinoamericanos, Roberta Jakobson, remarcó que eran «absolutamente falsas las acusaciones de que en EE.UU. se gesten conspiraciones» contra Venezuela y respaldó el diálogo entre el Ejecutivo de Nicolás Maduro y la oposición. Al cruce se sumó desde el recinto otra vez Nicaragua, en la voz del vicecanciller Moncada, para condenar “toda maniobra extranjera que se empeña en generar un golpe de Estado en Venezuela” y criticar las actitudes «desestabilizadoras y los planes de magnicidio» contra Maduro.
Todavía fresco ese enfrentamiento, arrancó otro, con el renovado reclamo de Bolivia, a través de su canciller, David Choquehuanca, para que Chile acepte «sentarse a dialogar, nada más, pero tampoco nada menos, para cerrar la herida de ese pasado» que significa la pérdida de La Paz de su salida al océano Pacífico. «No podemos pedirle cuentas a los muertos. Somos los vivos los que debemos superar los errores del pasado», afirmó Choquehuanca, que pidió a sus pares «asumir que el continente tiene un compromiso para superar las diferencias de esta historia en común».
Apenas minutos después, el chileno Muñoz lamentó tener que desviarse del tema central del encuentro para responder a Bolivia, que «no hizo una invitación a dialogar, sino que presentó una demanda» ante La Haya. «Hay que aclarar las cosas y ser franco: si queremos dialogar, hagámoslo de buena fe. Chile siempre estuvo dispuesto a dialogar, pero con pleno respeto a los tratados, porque eso exige la seguridad jurídica».
Mientras se sucedían los discursos, se discutía en otras oficinas el proyecto de Ecuador para que la sede de la Comisión Interamericana de Derechos Humanos salga de Washington y vaya a un país firmante del Pacto de San José, y se modifique el sistema de financiamiento del organismo. Para el final quedaron los reclamos de varios países, entre ellos Argentina, para que Cuba -único país del continente ausente de este encuentro- participe de la próxima Cumbre de las Américas, que se hará el año próximo en Panamá.
El reclamo de las Malvinas por Argentina recibirá hoy un nuevo respaldo en su reclamo de soberanía sobre las Islas Malvinas y la necesidad de que el Reino Unido acepte sentarse a negociar, esta vez de parte de la 44ta. Asamblea General de la OEA, que sesiona en Asunción. La cuestión Malvinas será el primer punto de la cuarta sesión plenaria del encuentro de cancilleres y vicecancilleres que delibera en la sede de la Conmebol, en las afueras de Asunción, prevista para las 15 de Paraguay (16 de Argentina).
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