Jueves, 23/01/2014
Por: Daniela Saidman- Barómetro
Internacional
Ellos
representan dos historias de vida que son ejemplo en las luchas por conquistar
la libertad y la igualdad de los pueblos. Fue un 17 de enero de 1961, se
cumplieron 53 años, en Katanga, cuando lo asesinaron y desaparecieron su
cuerpo, como si hubieran querido también acallar su palabra, sus ideas, su
mirada, el tacto de las velas con las que quiso navegar libre, con las que soñó
una tierra diferente, más justa, más humana. Patricio Lumumba (Sankuru, Congo,
2 de julio de 1925) sigue siendo un estandarte elevado a los vientos y a los
sueños de la libertad que nacen de las entrañas de todos los pueblos.
Anticolonialista
y nacionalista, Lumumba fue el primero en ocupar el cargo de Primer Ministro de
la República Democrática del Congo en 1960, tras conseguir la independencia de
este Estado de la tutela belga. Dicen que fue precisamente su discurso
pronunciado en la ceremonia de independencia de su país, en presencia del rey de
Bélgica, cuando lo sentenciaron. Lumumba esgrimía que las atrocidades vividas
no debían olvidarse, sino que tenían que permanecer en la memoria como un fuego
capaz de incendiar para siempre las desigualdades y la esclavitud. “De esta
lucha de lágrimas, fuego y sangre estamos orgullosos hasta las raíces más
profundas de nuestro ser porque fue una lucha noble y justa, absolutamente
necesaria para acabar con la infamante esclavitud que nos fue impuesta por la
fuerza. Este fue nuestro destino durante los ochenta años de gobierno colonial;
nuestras heridas están aún demasiado frescas y son todavía muy dolorosas para
permitirnos borrarlas de nuestra memoria”.
La muerte de
Lumumba está relacionada con el imperialismo y el neocolonialismo de las
potencias occidentales, esas que siempre han pretendido y pretenden hacer de
África su patio trasero, igual que hacen con el resto del mal nombrado tercer
mundo. Porque resulta que el Congo no es un país pobre, sino que es una de las
geografías más ricas del mundo en recursos naturales, convergen en ella
diamantes, recursos vegetales, oro, uranio, cobre, cobalto, radio, zinc, hasta
coltan, uno de los más estratégicos materiales que se utilizan en las nuevas
tecnologías. Algunos reportes de las Naciones Unidas señalan que en la guerra
que vive el Congo hoy, el coltan es la verdadera razón de la tragedia.
A Lumumba lo
asesinaron, es cierto, pero sigue vivo, sigue siendo luz y abrazo infinito para
todas aquellas y aquellos que luchan por eliminar las desigualdades y
conquistar la paz y la libertad auténticas. Fue hace poco, en 2002, cuando el
gobierno belga reconoció su responsabilidad en el asesinato de Lumumba, aunque
continúa negándose a investigar a profundidad lo sucedido. Su muerte, como la
de todas las mujeres y hombres imprescindibles de la historia de los vencidos,
de los más que menos tienen, se transformó en un símbolo de la resistencia. Y
su rostro y sus palabras son una trinchera de lucha, una bandera que ondea en
las batallas por la libertad en África y en cualquier rincón del mundo.
TENGO UN SUEÑO
“Sueño que mis
cuatro hijos vivirán un día en un país en el cual no serán juzgados por el
color de su piel, sino por los rasgos de su personalidad” decía soñando Martin
Luther King (Atlanta, 15 de enero de 1929 – Memphis, 4 de abril de 1968), en
Washington, el 28 de agosto de 1963. A este otro soñador, también negro y
también libertario, lo asesinaron. No ya en los confines de África sino en
Estados Unidos. Fue condecorado con el Premio Nobel de la Paz en 1964. Pastor
de la iglesia bautista, fue líder y fundador del Movimiento por los derechos
civiles para los afroamericanos.
Hace apenas
cincuenta años atrás, sobre todo el sur de los Estados Unidos se caracterizaba
por la violencia que se ejercía contra los negros. Ese racismo tan arraigado
provocó en 1955 la muerte de tres personas: Emmett Till, un adolescente de 14
años; el pastor activista George Lee; y el militante de los derechos civiles
Lamar Smith. Por eso, el 1 de diciembre de 1955, cuando Rosa Parks, una mujer
negra, fue puesta en prisión por haberse negado a ceder su puesto en un autobús
a un hombre blanco, violando así las leyes segregacionistas de Montgomery,
Luther King inició un boicot de autobuses. Durante esa campaña fue arrestado y
su hogar atacado con bombas incendiarias. Luego de casi un año, la Corte
Suprema de los Estados Unidos, en noviembre de 1956, declaró finalmente la
ilegalidad de la segregación en los autobuses, restaurantes, escuelas y otros
lugares públicos.
Largos años de
lucha en los que Luther King enarboló siempre las banderas de la no violencia,
lo condujeron en 1967 a organizar una campaña a favor de los pobres con el
objetivo de alcanzar la justicia social. Se trataba de eliminar la pobreza,
analizando su origen y no restringiéndose sólo a la defensa de los
afroamericanos. Al igual que Lumumba fue calificado de comunista y por lo tanto
objeto de interés de la administración estadounidense de esos años.
Fue a finales
del mes de marzo de 1968 cuando Martin Luther King se desplazó a Memphis,
Tennessee. Y el 04 de abril, a las seis y un minuto de la tarde cayó abatido
por las balas. James Earl Ray el presunto asesino fue arrestado en 1969 y
aunque se declaró culpable se retractó después y confesó una conspiración. En
1997, Dexter Scott King, hijo de Martin Luther King, se entrevistó con Ray y
apoyó públicamente los esfuerzos de éste para conseguir un nuevo juicio. Dos
años después la viuda de Luther King ganó un proceso civil en contra Loyd
Jowers y otros conspiradores. En diciembre de 1993, Jowers había aparecido en
Prime Time Live de ABC News revelando detalles de una conspiración que
implicaba a la mafia y al gobierno para asesinar al líder de los derechos
civiles.
Dos héroes,
dos tiempos, el mismo mundo
La convicción
de sus ideas, la entereza de sus gestos y el aplomo de sus pasos serán siempre
ejemplo de la vida entregada en la edificación de sociedades más justas, más
solidarias y más libres. Con ellos hemos aprendido lo que significa a dar la
vida por la vida, porque ellos son fértiles semillas que florecerán en todos
los presentes que habremos de hacer nacer juntos.
VOCES
“Ninguna
brutalidad maltrato o tortura me ha doblegado porque prefiero morir con la
cabeza en alto, con la fe inquebrantable y una profunda confianza en el futuro
de mi país, a vivir sometido y pisoteando principios sagrados. Un día la
historia nos juzgará, pero no será la historia según Bruselas, París,
Washington o la ONU, sino la de los países emancipados del colonialismo y sus
títeres”.
Patricio
Lumumba (fragmento de la carta escrita a su esposa e hijos pocos días antes de
su muerte)
Fuente: http://barometrointernacional.bligoo.com.ve/daniela-saidman-los-suenos-libres-de-lumumba-y-luther-king
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