jueves, 19 de septiembre de 2013

NO ES GRECIA: ES EL CAPITALISMO, ¡ESTÚPIDO!

Sábado 25/05/2011

Crédito: CUBADEBATE


Los medios, las consultoras, los economistas, los bancos de inversión, los presidentes de los bancos centrales, los ministros de hacienda, los gobernantes no hacen otra cosa que hablar de “la crisis griega”. Ante tanta vocinglería mal intencionada es oportuno parafrasear aquella frase de campaña de Bill Clinton para decir e insistir que la crisis es del capitalismo, no de Grecia. Que este país es uno de los eslabones más débiles de la cadena imperialista y que es a causa de ello que por allí hacen eclosión las contradicciones que lo están carcomiendo irremisiblemente.


La alarma de los capitalistas, justificada sin dudas, es que el derrumbe de Grecia puede arrastrar a otros países como España, Irlanda, Portugal y comprometer muy seriamente la estabilidad económica y política de las principales potencias de la Unión Europea. Según informa la prensa financiera internacional, representativa de los intereses de la “comunidad de negocios” (léase: los gigantescos oligopolios que controlan la economía mundial) la resistencia popular a las brutales medidas de austeridad propuestas por el ex presidente de la Internacional Socialista y actual primer ministro griego, Georgios Andreas Papandreu, amenazan con arrojar por la borda todos los estériles esfuerzos hasta ahora realizados para paliar la crisis.

La zozobra cunde en el patronato ante las dificultades con que tropieza Atenas para imponer las brutales políticas exigidas por sus supuestos salvadores. Con toda razón y justicia los trabajadores no quieren hacerse cargo de una crisis provocada por los tahúres de las finanzas, y la amenaza de un enorme estallido social, que podría reverberar por toda Europa, tiene paralizada a las dirigencias griega y europea.

La inyección de fondos otorgada por el Banco Central Europeo, el FMI y los principales países de la zona euro no han hecho sino agravar la crisis y fomentar los movimientos especulativos del capital financiero. El resultado más visible ha sido acrecentar la exposición de los bancos europeos ante lo que ya aparece como un inevitable default griego. Las conocidas recetas del FMI, el BM y el Banco Central Europeo: reducción de sueldos y jubilaciones, despidos masivos de empleados públicos, remate de empresas estatales y desregulación de los mercados para atraer inversiones han surtido los mismos efectos padecidos por varios países de América Latina, notablemente la Argentina.

Parecería que el curso de los acontecimientos en Grecia se encamina hacia un estrepitoso derrumbe como el que conocieran los argentinos en diciembre del 2001. Dejando de lado algunas obvias diferencias hay demasiadas semejanzas que abonan este pronóstico. El proyecto económico es el mismo, el neoliberalismo y sus políticas de shock ; los actores principales son los mismos: el FMI y los perros guardianes del imperialismo a escala global; los ganadores son los mismos: el capital concentrado y muy especialmente la banca y las finanzas; los perdedores son también los mismos: los asalariados, los trabajadores y los sectores populares; y la resistencia social a esas políticas tiene la misma fuerza que supo tener en la Argentina. Es difícil imaginar un soft landing, un aterrizaje suave, de esta crisis. Lo previsible y lo más probable es precisamente lo contrario, tal como ocurrió en el país sudamericano.

Claro que a diferencia de la crisis argentina, la griega está destinada a tener un impacto global incomparablemente mayor. Por eso el mundo de los negocios contempla con horror el posible “contagio” de la crisis y sus devastadores efectos entre los países del capitalismo metropolitano. Se estima que la deuda pública griega asciende a 486.000 millones de dólares y que representa un 165 % del PIB de ese país. Pero tal cosa ocurre en una región, la “eurozona” en donde el endeudamiento ya asciende al 120 % del PIB de los países del euro, con casos como Alemania con un 143 %, Francia, 188 % y Gran Bretaña con el 398 %.

No debe olvidarse, además, que la deuda pública de Estados Unidos ya asciende al cien por ciento de su PBI. En una palabra: el corazón del capitalismo global está gravemente enfermo. Por contraposición la deuda pública china en relación a su gigantesco PBI es de apenas el 7 %, la de Corea del Sur 25 % y la de Vietnam 34 %. Hay un momento en que la economía, que siempre es política, se transforma en matemática y los números cantan. Y la melodía que entonan dicen que aquellos países están al borde de un abismo y que su situación es insostenible.

La deuda griega -exitosamente disimulada en su gestación y desarrollo gracias a colusión criminal de intereses entre el gobierno conservador griego de Kostas Karamanlis y el banco de inversión favorito de la Casa Blanca, Goldman Sachs- fue financiada por muchos bancos, principalmente en Alemania y, en menor medida, Francia. Ahora son acreedores de papeles de una deuda que la calificadora de riesgo Standard & Poor’s (S&P) calificó con la peor nota del mundo: CCC, es decir, tienen acreencias sobre un deudor insolvente y que no tiene condiciones de pagar.

En igual o peor posición se encuentra el ultraneoliberal Banco Central Europeo, razón por la cual un default griego tendría consecuencias cataclísmicas para este verdadero ministro de finanzas de la Unión Europea, situado al margen de cualquier control democrático. Las pérdidas que originaría la bancarrota griega no sólo comprometería a los bancos expuestos sino también a los países en problemas, como España, Irlanda, Italia y Portugal, que tendrían que afrontar el pago de intereses mucho más elevados que los actuales para equilibrar sus deterioradas finanzas. No hace falta mucho esfuerzo para imaginar lo que sucedería si se produjese, como se teme, una cesación unilateral de pagos griega, cuyo primer impacto daría en la línea de flotación de la locomotora europea, Alemania.

Los problemas de la crisis griega (y europea) son de origen estructural. No se deben a errores o a percances inesperados sino que expresan la clase de resultados previsibles y esperables cuando la especulación y el parasitismo rentístico asumen el puesto de comando del proceso de acumulación de capital. Por algo en el fragor de la Gran Depresión de los años treinta John Maynard Keynes recomendaba, en su célebre Teoría General de la Ocupación, el Interés y el Dinero, practicar la eutanasia del rentista como condición indispensable para garantizar el crecimiento económico y reducir las fluctuaciones cíclicas endémicas en el capitalismo.

Su consejo fue desoído y hoy son aquellos sectores los que detentan la hegemonía capitalista, con las consecuencias por todos conocidas. Comentando sobre esta crisis el Istvan Meszaros decía hace pocos días que “una crisis estructural requiere soluciones estructurales”, algo que quienes están administrando la crisis rechazan terminantemente. Pretenden curar a un enfermo en gravísimo estado con aspirinas.

Es el capitalismo el que está en crisis y para salir de ella se torna imprescindible salir del capitalismo, superar cuanto antes un sistema perverso que conduce a la humanidad al holocausto en medio de enormes sufrimientos y una depredación medioambiental sin precedentes. Por eso la mal llamada “crisis griega” no es tal; es, en cambio, el síntoma más agudo de la crisis general del capitalismo, esa que los medios de comunicación de la burguesía y el imperialismo aseguran desde hace tres años que ya está en vías de superación, pese a que las cosas están cada vez peor.

El pueblo griego, con su firme resistencia, demuestra estar dispuesto a acabar con un sistema que ya es inviable no en el largo sino en el mediano plazo. Habrá que acompañarlo en su lucha y organizar la solidaridad internacional para tratar de evitar la feroz represión de que es objeto, método predilecto del capital para solucionar los problemas que crea su desorbitada voracidad. Tal vez Grecia, que hace más de dos mil quinientos años inventó la filosofía, la democracia, el teatro, la tragedia y tantas otras cosas, pueda volver sobre sus fueros e inventar la revolución anticapitalista del siglo veintiuno. La humanidad le estaría profundamente agradecida.

DEUDA DE ESTADOS UNIDOS ACTUAL
 16,7 BILLONES DE DOLARES

Estados Unidos alcanzará su techo de endeudamiento a mediados de octubre de 2013, y el Congreso debería subir ese límite antes de esas fechas para evitar un default, dijo este lunes el secretario del Tesoro, Jacob Lew. En una carta dirigida al Congreso, Lew urgió una vez más como lo hizo la semana pasada, a los legisladores a aumentar el límite de endeudamiento, actualmente de 16,7 billones de dólares, afirmando que no hacerlo “causaría un irreparable daño a la economía estadounidense”.

El Tesoro ha estado operando ayudado por “medidas extraordinarias” para manejar los gastos y un aumento de las cuentas por encima de lo previsto. “Basados en nuestras últimas estimaciones, las medidas extraordinarias quedarán agotadas a mediados de octubre”, señaló en referencia al tope de endeudamiento. “En ese momento, Estados Unidos habrá alcanzado el límite de su autorización para pedir créditos, y el Tesoro tendrá que financiar al gobierno solo con el efectivo que tenemos a mano”, añadió. Eso “colocaría a Estados Unidos en una posición inaceptable”, señaló Lew.

Lew advirtió además que si declina la demanda de los inversores por la deuda estadounidense, el país enfrentará una inmediata falta de fondos. “De hecho, tal escenario afectaría a los mercados financieros y resultaría en significativos trastornos para nuestra economía”, afirmó.

El oficialismo demócrata y la oposición republicana se enfrentan por el gasto público periódicamente, con la Casa Blanca advirtiendo de la importancia del gasto público federal para los programas sociales, y los republicanos pidiendo recortes. AFP. jueves, 12 de enero de 2012. 

¿A cuánto asciende la deuda de los Estados Unidos?

LA DEUDA MÁS GRANDE DEL MUNDO

The Gatekeeper se preguntaba ¿Cómo sería visualizar la deuda total de los USA? 114.5 billones de dólares es la estratosférica suma que alcanza la deuda no financiada de los Estados Unidos de América. Siendo un número tan grande es difícil intentar visualizarla, es por esto que la página usdebt.kleptocracy.us haciendo una interesante labor nos explica de manera gráfica los grandes volúmenes de dinero que se manejan en esta deuda financiera.





¡¡¡¡ $ 114.5 Billones de Dólares!!!!
 Ahhhhh
(y la maquinita sigue imprimiendo)

$ 114.500.000.000.000.  - EE.UU. pasivo no financiado 

A la derecha se puede ver la columna de frío facturas duro de 100 dólares que los enanos 

WTC y el Empire State Building - tanto en los edificios más altos del mundo un punto.

Si usted mira cuidadosamente se puede ver la Estatua de la Libertad. El dólar 114,5 billones de super-rascacielos es la cantidad de dinero que el Gobierno de los EE.UU. sabe que no tiene que financiar en su totalidad el Medicare, programa de recetas médicas de drogas, Seguro Social, pensiones funcionario militar y civil.  Es el dinero que EE.UU. sabe que no será tienen que pagar todas sus cuentas. 


Si usted vive en EE.UU. esta es su cuenta de tarjeta de crédito personal, usted es responsable, junto con todos los demás a pagar la parte posterior.  Los ciudadanos de EE.UU. creó el Gobierno de los EE.UU. para servir ellos, esto es lo que el Gobierno de EE.UU. ha hecho al mismo tiempo servir al pueblo.


El pasivo flotante se calcula el impuesto corriente y las entradas de financiación, y el futuro demográfico cambios en la población de EE.UU.

Nota: En la imagen 114.5T sobre el tamaño de la base de la pila de dinero es la mitad de un trillón, no 1T como en la imagen 15T.  La altura es doble.  Esto se hizo para reflejar la base del Empire State y el WTC más de cerca.


Domingo, 15/09/2013

PERSISTE EL RIESGO A CINCO AÑOS DE LA CAÍDA DE LEHMAN BROTHERS

                                    Crédito: AP. Andrés Rojas Jiménez

Los plazos de la Ley para Promover la Estabilidad Financiera de Estados Unidos se han incumplido en 60%. “La noción de que la caída de Lehman Brothers causó la crisis financiera en Estados Unidos es errada y peligrosa”, es la conclusión de Norbert J. Michel, investigador en el área de regulación financiera de la Heritage Foundation.

El peligro de este mito es que perpetúa la política de rescate de las instituciones financieras con dinero de los contribuyentes y permite a los responsables políticos que generaron la crisis escapar de la responsabilidad de sus acciones”, dijo a propósito de cumplirse cinco años de la caída de la banca de inversión, una de las más importantes del mundo, ocurrida el 15 de septiembre de 2008. La crisis ocasionó una de las peores recesiones en Estados Unidos desde la Gran Depresión de los años treinta y con consecuencias globales para las economías occidentales. 

Michel recordó que  los errores partieron de decisiones adoptadas por el Gobierno de Estados Unidos, en ese momento encabezado por el presidente George W. Bush, y por la Reserva Federal. En marzo de ese año se aceptó que JP Morgan obtuviera facilidades crediticias para la adquisición de la banca de inversión Bear Stearns, lo que hizo presumir que los beneficios de compensación de pérdidas serían extensivos a los compradores de Lehman.

La gestión de Barack Obama no ha estado exenta de críticas justamente por las ayudas financieras que otorgó y porque parte de las políticas de regulación que prometió en 2008 no se han cumplido. Y quizá por el hecho de que se cumple un lustro de este colapso, el mandatario retomó su iniciativa luego de una reunión que mantuvo a finales de agosto con Ben Bernanke, presidente de la Reserva Federal.

El legado de Dodd y Frank

Los defensores de la gestión Obama dijeron que uno de los correctivos fue la aprobación de la Ley para Promover la Estabilidad Financiera de Estados Unidos, en 2010, que planteó la reforma del mercado de Capitales en Wall Street, impulsada por legisladores demócratas: el representante del estado de Massachusetts, Barney Frank, y el senador por Connecticut, Christopher Dodd. De allí que siguiendo la costumbre parlamentaria se le llame la Ley Dodd-Frank.

Sin embargo, no está garantizada la completa estabilidad en vista de que persisten rezagos en la especulación financiera y es criticada porque no ha logrado alcanzar la regulación que ofreció Obama. Un reporte de la agencia de noticias AP indica que debido a la complejidad de la legislación, se ha incumplido 60% de los plazos fijados para acatar las disposiciones que se establecieron para contener los riesgos en el sector financiero, según la investigación del bufete Davis Polk, uno de los más destacados en Nueva York. 

“Le tendría que otorgar una calificación mediocre”, declaró a la agencia Sheila Bair, ex presidente del Fondo de Garantías del Sector Asegurador de Estados Unidos. “Muchas de las reglas no han concluido y varias de ellas ni siquiera se han propuesto y las que se han presentado están acompañadas de excepciones o son muy débiles”.

El petróleo

La cotización del petróleo en los mercados financieros internacionales no escapa de la regulación de la Ley para Promover la Estabilidad Financiera de Estados Unidos o la Dodd-Frank Act, en honor de los legisladores que la impulsaron. En las propuestas y discusiones se expuso la necesidad de evitar que los precios de los llamados comoditties o materias primas estuvieran distorsionados por situaciones que no responden a la oferta y demanda energética, sino a la especulación financiera o la obtención de ganancias a corto plazo.

La legislación estableció que la Comisión para las Negociaciones a Futuro de Commodites o Materias Primas, órgano regulador en Estados Unidos, fije límites a las posiciones de estos bienes, incluidos los canjes de contratos petroleros sobre los cuales se ha señalado que inflan los precios del crudo hasta 18 veces. De allí que se hable en el argot financiero de barriles de papel o barriles electrónicos por las transacciones que envuelven.

Para aprobar los límites es necesario que por lo menos tres de los miembros de la votación aprueben la restricción, caso contrario no se pueden estipular los topes a los montos por negociar. Este es uno de los aspectos que señala que hay incumplimiento de la ley, sobre todo porque en el sector financiero se intenta bloquear cualquier decisión que limite la especulación. 

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