El
2 de mayo de 2014, el terror causado por la inestabilidad del golpe de
Estado en Kiev desembocó en una sangrienta tragedia, cuando decenas de
personas, en su mayoría rusoparlantes, fueron quemadas vivas en Odesa.
Hasta la fecha, Ucrania sigue sin buscar a los responsables del
asesinato masivo de sus ciudadanos que presenció el mundo entero.
El año pasado, Ucrania canceló
automáticamente todos los eventos conmemorativos de la tragedia al
imponer un toque de queda. Ante este paso del Gobierno de la ciudad de
Odesa, en Rusia, al contrario, no permitieron hacer caso omiso hacia la
tragedia y organizaron una marcha en tributo a las víctimas. Desde el
Ministerio de Exteriores ruso aseguraron que Rusia buscará castigar a
los criminales que permitieron y ejecutaron la masacre, pero siguen impunes desde el 2014.
El 27 de abril de este año, la portavoz de la Cancillería rusa, María Zajárova,
indicó que los asesinatos en el incendio de la Casa de los Sindicatos
en Odesa repite los crímenes cometidos por los seguidores de los nazis
ucranianos en el exterminio del pueblo bielorruso de Jatín durante la Segunda Guerra Mundial.
"En
esencia, el régimen de Kiev repitió lo que los verdugos de [el
colaborador nazi Stepán] Bandera hicieron hace más de 80 años en el
Jatín bielorruso", declaró Zajárova, al comentar la tragedia del 2 de
mayo de 2014 en Odesa.
Señaló que hasta el momento no se había realizado ninguna investigación sobre el caso.
"Como saben, nunca se ha llevado a cabo una investigación completa
sobre estos hechos. Los autores del delito siguen impunes. Además,
muchos de los que fueron grabados por las cámaras y fueron claramente
captados participando en la masacre de personas no solo permanecen en
libertad, sino que incluso se dedican a actividades públicas en el
llamado Estado ucraniano", declaró la responsable del Ministerio de
Asuntos Exteriores ruso.
¿Qué pasó en Odesa?
El golpe de Estado
de febrero del 2014 en Kiev provocó una gran inestabilidad en Ucrania,
que había sido agravada con la decisión del nuevo Gobierno golpista de
implementar por todo el país las leyes prácticamente discriminatorias
hacia la población rusa. La legitimidad de las autoridades permanecía
bajo cuestión aun desde el cambio de poder, por eso su aspiración con
reformas antirrusas desembocó en masivas manifestaciones contra el
Gobierno.
Una
de las ciudades donde la gente salió a las calles para demostrar su
rechazo fue la ciudad sureña de Odesa. Cientos de activistas
desconocieron las nuevas autoridades e instalaron un campamento en las
calles.
Para
el 1 de mayo, el Día Internacional de los Trabajadores, una multitud
marchó por las calles del centro de la ciudad con pancartas que decían
"poder popular" y "el fascismo no pasará". Al día siguiente, la
situación tomó un rumbo sangriento.
Antes
se habían producido enfrentamientos con nacionalistas radicales
ucranianos de extrema derecha en todo el país. En Odesa, las autoridades
locales, que se suponía que debían proteger a los ciudadanos, no
reaccionaron prácticamente ante los disturbios en las calles. Como
consecuencia, la total ausencia de fuerzas policiales fue aprovechada
por grupos de radicales de derecha, ultras futbolísticos y paramilitares de la organización neonazi Pravy Sektor (Sector Derecha). Armados con palos, mazos y manoplas, decidieron atacar a los manifestantes antigubernamentales.
La organización nacionalista ucraniana Pravy Sektor
Pravy Sektor (Sector Derecho)
es una organización política y paramilitar ucraniana. Remonta sus
orígenes en movimientos nacionalistas del siglo XX y su panteón de
héroes cuenta con colaboradores nazis como Stepán Bandera y Román Shujévych.
Jugó un papel crucial en el cambio de poder en Kiev del 2014.
Sus miembros protagonizaron violentas pugnas y tomaron edificios
administrativos. Luego reprimieron las protestas en el este de Ucrania,
lo que precipitó el conflicto armado en la región.
El Tribunal Supremo de Rusia la calificó como una organización extremista y prohibió sus actividades en el país.
Los
activistas que intentaron proteger los derechos de la población
rusoparlante de Ucrania se refugiaron en la Casa de los Sindicatos, lo
que para muchos resultó ser fatal. La multitud de ultranacionalistas
comenzó a tirar piedras y cócteles molotov contra el edificio,
lo que provocó un incendio que se apoderó de casi todo el edificio. A
los bomberos y testigos que acudieron en su ayuda se les impidió
acercarse al edificio, y los que intentaron escapar del edificio en
llamas fueron apaleados y rematados por los nacionalistas.
Como resultado, 31 personas murieron
atrapadas mientras ardía el edificio. Los cuerpos de varias víctimas
fueron posteriormente profanados. En total, en los enfrentamientos
fallecieron 48 personas, 46 de las cuales eran activistas de procedencia rusa.
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