'Injerencia rusa': preparan el terreno para acusar a Moscú de la posible derrota demócrata.
© AFP 2022 / Paul Vernon
Las elecciones de medio término del 8 de noviembre podrían acabar en un durísimo golpe para el gobernante Partido Demócrata, sin que sea capaz de mantener la mayoría en ninguna de las dos cámaras del Congreso norteamericano.
En ello coinciden hasta los medios serviles al presidente estadounidense, Joe Biden, cuyos esfuerzos de revertir esta dinámica parecen tener el efecto contrario al buscado, fruto de hacer afirmaciones que no tienen nada que ver con la realidad, una realidad cada vez más deplorable para una ciudadanía estadounidense hartísima de los 'logros' de la actual Administración como el imparable crecimiento de los costos de vida.
En este contexto, la intervención del presidente estadounidense, Joe Biden, en un reciente mitin de campaña en Florida fue ejemplar. Además de atribuir la histórica inflación de EEUU a "una guerra en Irak", donde, según las palabras del inquilino de la Casa Blanca, murió su hijo —a pesar de que esto ocurrió en suelo norteamericano por culpa de un cáncer—, se jactó de conseguir una fuerte bajada en el precio de la gasolina, afirmando que, cuando asumió la presidencia, rondaba los cinco dólares por galón, mientras que ahora no llega a los 3,5 dólares. La verdad radica en que cuando Biden tomó posesión un galón costaba un poco más de dos dólares, llegando a cotizaciones exorbitantes de más de cinco dólares en el verano boreal del presente año.
Como si fuera poco, el mandatario, quien anunció sus planes de presentarse a las presidenciales de 2024, aseveró que consiguió reducir dos veces la deuda pública norteamericana, una deuda que superó los 31 billones de dólares, según se supo recientemente, tratándose de una cifra récord.
Es decir, el EEUU del imaginario de Biden y el EEUU real son dos países opuestos, donde, a juzgar por los sondeos de cara a las elecciones del 8 de noviembre, la ciudadanía no está dispuesta a seguir escuchando los cuentos del mandatario ni a sufrir en carne propia los 'rotundos éxitos' de su gestión.
Las encuestas apuntan a que el senador norteamericano Bernie Sanders hizo un pronóstico acertado al augurar en junio de este año "una derrota demoledora" de los demócratas, algo que atribuyó a su inacción frente a "una desigualdad grotesca y cada vez mayor en términos de ingresos y riqueza", con "décadas de estancamiento en los salarios" y "crisis en la sanidad, el cuidado infantil y la vivienda", entre otros problemas que asolan a la población de EEUU, donde cada vez más voces denuncian que el apoyo que se está brindando al régimen de Kiev va en detrimento del bienestar nacional.
En este contexto, Biden recibió muchas críticas por su indiferencia ante las desastrosas consecuencias del devastador paso del huracán 'Ian' en Florida, con unos daños estimados en unos 40.000 millones de dólares. Su gobernador calificó el ciclón como "histórico", al tiempo que la Casa Blanca parece estar interesada única y exclusivamente en su 'histórica' misión de apoyar al régimen de Volodímir Zelenski. Ante estas circunstancias, las autoridades de una de las localidades devastadas por el huracán izaron una bandera de Ucrania para despertar la atención de la Administración presidencial.
Un hecho llamativo: en su discurso en Florida, Biden se refirió al huracán 'Ian' con el nombre ruso de 'Iván', como si su intención fuera hacer creer en la procedencia rusa del mayor desastre natural en la historia de Florida. Una intención que no podría descartarse por completo, ya que los demócratas ya procedieron a crear el terreno para atribuir a Rusia la responsabilidad en caso de su probable fracaso en las elecciones de medio término.
The New York Times acaba de retomar el cuento sobre la 'injerencia rusa'. Citando a "investigadores", el medio estadounidense 'denunció' una "serie de operaciones informáticas rusas" para propiciar la victoria de los republicanos.
La reacción de Moscú no se hizo esperar. El jefe de la Cámara Baja del Parlamento ruso, Viacheslav Volodin, escribió en su Telegram que estas nuevas viejas acusaciones buscan justificar una derrota demócrata. Según el político, todo apunta a que el partido gobernante perderá su mayoría, tanto en la Cámara de Representantes, como también en el Senado. En este contexto, subrayó que "la población de EEUU no vota por los demócratas debido a los problemas creados por ellos mismos".
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