¿Por qué los medios occidentales tratan de enfermar de cáncer a Vladímir Putin?
ayer (actualizado: ayer)
© Sputnik / Grigory Sysoev
El panorama convulso que atraviesa el mundo en el marco de la operación militar especial que Rusia sostiene en Ucrania y las sanciones con que Estados Unidos y Europa han respondido a ella extiende sus dinámicas también al ámbito de las noticias.
En ese contexto, han sido varios los medios occidentales que aseguran que el presidente ruso, Vladímir Putin, padece una enfermedad terminal que acabará con su vida, además de especular en sus publicaciones sobre ingresos al hospital y otras vulnerabilidades derivadas de la presunta situación médica.
En mayo pasado, The New York Post aseguró con base en una supuesta grabación secreta que Putin padece cáncer de sangre, para observar un mes después en otra noticia que se agitaba de manera anormal, por lo que estaría inequívocamente enfermo de cáncer, demencia o Parkinson, según el portal estadounidense.
A inicios de junio, Newsweek aseveró que, según un reporte de inteligencia de Estados Unidos, el mandatario ruso fue atendido como paciente cancerígeno avanzado en abril.
Ese mismo junio, el diario británico The Sun sostuvo que Putin cayó enfermo tras una reunión con líderes militares, lo que lo obligó a acudir al médico en condiciones de urgencia.
Ante estas versiones, que son una muestra de la cobertura mediática que divulga información sin verificación, Sputnik conversó con un especialista en marketing digital, Abraham Moraflores, y con el politólogo Antonio Attolini, quien lleva algunos años fomentando la discusión en redes sociales para entender a qué obedecen estas dinámicas de la nube informativa.
Condenar a la muerte a Putin, Chávez, Castro
Las publicaciones de la prensa en torno a la salud del presidente Putin no es una herramienta nueva, sino que también persiguió los procesos de enfermedad de los líderes de Cuba y Venezuela, Fidel Castro y Hugo Chávez, respectivamente.
Cuestionado sobre por qué estas figuras convocan más tormentas de desinformación que otras, el politólogo Antonio Attolini opina que se trata de un juego que introduce en el ámbito político una realidad humana insoslayable como la enfermedad y la muerte.
"Esa es la renuncia a la política, no se le ha podido confrontar a quienes tienen una visión distinta de ordenar el mundo a partir de prioridades que no responden al esquema de la política liberal, occidental, capitalista tradicional, entonces ante la renuncia de poder hacer una batalla política, asumen entonces que el único campo es el biologicista, el médico y el individual particular", considera.
"Decir que Fidel Castro está enfermo y que se va a morir es una condena de la que nadie puede escapar porque ni Fidel ni nosotros ni nadie escogió eso, pero entonces esa irrenunciabilidad que tenemos de que todos nos vamos a morir es la forma en que se está tratando de apagar el fuego, la autoridad, la llama incandescente de su gran liderazgo a partir de lo que no es político, la enfermedad", abunda.
Las noticias y la opinión pública
El titular de la empresa especializada en marketing digital BWS Media Group, Abraham Moraflores, explica que parte de su negocio consiste en generar atmósferas digitales de la información.
Una noticia, dice en entrevista con Sputnik, impacta directamente en el juicio de las personas y, a la vez, permite a los medios generar dinero mediante sus apariciones multiplicadas en redes sociales y otros terrenos digitales, lo que también aumenta el impacto de la nota en la audiencia.
"Cuando una noticia sale, sobre todo en redes sociales o en algún website, muchas veces carece de comprobación, carece de fundamentación, regularmente la sociedad, las audiencias, las personas, estamos acostumbrados a ver una noticia y a no indagar en la veracidad de la noticia", reconoce el emprendedor.
"Nuestra percepción de esa noticia cambia rotundamente sin investigar previamente si la noticia es real, es verídica o no lo es", señala el especialista.
Posicionar una noticia falsa, las llamadas fake news, describe Moraflores, no es nada complicado, pues basta con generar un titular y una noticia y echarlas a andar, lo que incluso le puede generar seguimiento orgánico, no condicionado, o bien magnificarse mediante el empleo de bots.
Si bien se trata de malas prácticas carentes de ética, señala, funcionan para monetizar una propiedad digital mientras al mismo tiempo se polariza la opinión pública.
Los 'bots' y la transformación del discurso colectivo
Un bot, recuerda el empresario, es un perfil falso que se dedica a dar resonancia a ciertas noticias con la intención de fortalecer una narrativa que impacte en la opinión pública.
"Por eso es que ves muchas veces una noticia o un tema en específico, no tiene que ser una noticia, en donde hay perfiles falsos compartiendo opiniones dentro de los comentarios en redes sociales, y cuando hay un comentario que ataca directamente ese tema, se vuelcan todos los bots en contra de esa persona, de ese perfil que sí es veraz y lo atacan", apunta.
La consecuencia de esas manipulaciones, añade, es lograr que la audiencia cambie su punto de vista, sus opiniones respecto al tema.
Existen también herramientas tecnológicas que identifican tendencias temáticas, de uso, de conversación positivas o negativas, y esta información es aprovechada por agencias digitales para manipular sus flujos, pues si benefician al objetivo pueden fortalecerse, mientras que si son negativos se busca anularlos o bien participar en ellos hasta volverlos neutrales, reconoce Moraflores.
"Nadie quiere consumir información verificada"
Para Antonio Attolini, nadie quiere consumir información verificada, ya que las audiencias buscan cajas de resonancias para sus nociones prefiguradas.
El periodismo trata de encontrar soluciones a la credulidad de las personas, pero contribuyen a la desconfianza en torno suyo al tratar de defender un valor que ya no es importante, como el de la verdad, estima el politólogo. La verdad, dice, ha sido superada por la veracidad, una dinámica de narrativas en torno a la verosimilitud de una descripción noticiosa.
"Todo medio busca imponer una versión veraz de los hechos, lo que se debe de hacer es una batalla frontal entre los medios, la prensa se regula a sí misma, pero no tiene que ser atomizándose a decir: ‘ellos están mal, yo estoy bien’, sino una guerra campal por revelar que la veracidad de una narrativa en realidad responde a intereses distintos a la veracidad de otra narrativa que responde a otros intereses", expone Attolini.
En Occidente, dice, la construcción de argumentos busca imponer una veracidad que sostiene enfoques de mundo particulares, susceptibles a su vez de ser confrontados por otras perspectivas periodísticas.
Asumir que hay versiones encontradas de un mismo hecho es más honesto, estima Attolini, que tratar de convencer a las audiencias a adoptar un mismo enfoque.
Los agujeros legales y éticos de Facebook
Como espacio alternativo de acceso masivo a la información, la plataforma permite la entrada a muchos tipos de personas, sin las barreras profesionales de un medio periodístico tradicional, donde la noticia va mediada por reporteros, editores, jefe de información y otras figuras, observa Antonio Attolini.
"Facebook te permite tener, francamente, la misma autoridad noticiosa que cualquier otro medio en tanto tú sepas frasear bien un titular y posicionar una página que te dé una versión en miniatura en Facebook que haga parecer que es un link serio", señala.
Estas dinámicas, recuerda, se suman a los contubernios entre empresas con intereses definidos y campañas de publicidad que empujan contenidos en las redes para influir en las opiniones colectivas.
"¿Por qué se hace? Porque es barato, porque es fácil y porque aún existiendo varias reglamentaciones para evitar que esto sea aún más fácil y aún más barato que antes, porque lo era infinitamente más fácil y barato antes, esa posibilidad permite que generes lo que dirían los gringos una shitstorm", literalmente, una tormenta de mierda, apunta el especialista del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM).
"Avientas una noticia que su virulencia y su morbosidad hace que en una plataforma con casi 3.000 millones de usuarios explote a nivel nacional", suma.
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