Más de 100 días de cuarentena y su impacto psicológico en Argentina
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Ansiedad, pánico, agotamiento, furia, angustia, depresión. Que la pandemia de COVID-19 afecta también la salud mental de la población es un hecho. En Argentina, el aislamiento obligatorio más extenso del mundo ha impactado en la sociedad de forma universal, aunque mujeres, niños y quienes tienen precondiciones sean las principales víctimas.
Cerca de los 80.000 contagios y 1.600 muertes, la pandemia de COVID-19 en Argentina también preocupa por los efectos universales en la salud mental de la población, con especial atención a las secuelas en los más jóvenes. "Al inicio teníamos consultas ligadas a sintomatología ansiosa: qué hacer con el tiempo, impacto del confinamiento, dificultades en el sueño", dijo a Sputnik la psicóloga Paula Quattrocchi.
"Actualmente, esas manifestaciones de malestar continúan y se ven también otras características más ligadas a los trastornos depresivos como el desánimo, el desgano, la pérdida de sentido en la cotidianeidad", agregó.
Quattrocchi es responsable del servicio de atención psicológica gratuita de la Facultad de Psicología de la Universidad de Buenos Aires (UBA), donde colaboran 40 profesionales y en el que recibieron cerca de 25.000 casos, un promedio de 70 por día desde el inicio de la pandemia.
"Notamos mucha conflictividad al interior de las familias. Empezamos a recibir muchas consultas de padres o madres vinculadas a síntomas que presentan los chicos: crisis de llanto, desinterés por hacer sus actividades, miedos nocturnos, ataques de furia y peleas con otros integrantes de la familia", contó la especialista.
El servicio de atención psicológica cuenta con un protocolo de tres niveles, que determina el profesional que recibe el caso. El primero, dedicado a una única atención de un episodio de crisis; el segundo, para casos más complejos, que comprende entre dos y cuatro entrevistas, y un tercero, que implica la derivación a una guardia ideada para situaciones de riesgo. El servicio cuenta con un área especializada para la atención al personal de la salud.
Quattrocchi advirtió que en el Área Metropolitana de Buenos Aires, debido a la rigidez de las medidas de aislamiento, no están pudiendo derivar casos al sistema de salud público, por lo que vienen solicitando al Gobierno de la nación, así como a los de la ciudad y de la provincia, que se permita la atención psicológica presencial para casos de urgencia, hoy no considerados esenciales.
Pico en la curva de emociones negativas
"Estamos seguros que el tiempo juega en contra. Llevamos suficientes días como para pensar que esto puede llegar a hacerse crónico, podemos pensar que va a derivar en cuadros de estrés postraumático y que va a ser mucho más difícil de revertir esta situación", dijo a Sputnik Gustavo González, director del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA) de la Facultad de Psicología de la UBA.
El OPSA realizó 10 informes con el paso de los días de cuarentena sobre la base de diferentes encuestas a la población del país. Los informes destacan el gran golpe en el estado anímico de los jóvenes de entre 18 y 29 años, quienes han demostrado mayor sensibilidad ante las restricciones sociales, el encierro y la conflictividad en los hogares y el panorama de incertidumbre a futuro, entre otros factores.
"Lo que venimos observando es que el impacto que ha tenido el confinamiento sobre la salud mental es muy fuerte. Todos los indicadores de lo que llamamos emociones negativas aumentaron de manera significativa. Después del primer mes, todos los valores se amesetaron en valores muy altos, es decir, alcanzamos el pico y nos quedamos ahí", analizó González.
Según los resultados de los últimos informes, casi el 60% de los encuestados manifestó sentir depresión, que fue considerado como agudo en casi 20% de los casos, y más de 40% sintió algún un grado de pérdida de sentido de la vida, que fue alto en 15% de la población.
"A mayor edad, es menor el impacto. Pensándolo desde los ciclos evolutivos de desarrollo que tenemos como seres humanos, es lógico pensar que todos estos estresores que estamos viviendo pegan mucho más fuerte en los más jóvenes, que son los grupos a los que más debería atender un programa de salud mental, apoyando, conteniendo y dando horizontes de salida", enfatizó el experto.
González insistió en la importancia de que todos los indicadores de malestar psicológico se basan en la percepción de cuestiones reales, no fantasmales. La situación económica es uno de los principales miedos que atentan contra la salud mental de la población.
Dependiendo del rango etario y la condición social, la posibilidad de hacer planes de independización, de conseguir un empleo digno, de conservar el trabajo actual o de poder mantener una familia son algunas de las mayores preocupaciones que impactan directamente en el estado mental en un contexto de crisis económica preexistente e inestabilidad previsible.
Un impacto desigual
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"La mujer hoy está desbordada al interior del hogar. Se le han sumado las actividades laborales que tienen con la responsabilidades hogareñas y del cuidado y seguimiento de los niños. El nivel de presión es un poco más alto que el del hombre, en lo que nosotros detectamos", aseguró González.
Quattrocchi también compartió este sesgo y destacó que las mujeres son a su vez más propensas a manifestar el malestar, lo cual es un aspecto positivo como vía de canalización del estrés. Además destacó el importante impacto en aquellas personas con patologías preexistentes o predisposiciones a manifestar síntomas, que se ven incapacitados para lidiar con normalidad con un situaciones que tampoco pueden controlar.
"Las clases sociales más vulnerables son también las que más impacto tienen. Son a las que se les quebró su proyecto de vida y las que tienen una enorme preocupación por lo económico, que puede llevar a una fuerte depresión", dijo el director del OPSA.
En esta situación, la sociedad debe realizar grandes esfuerzos psicológicos para adaptarse a una situación que no solamente parece riesgosa sino que tiene una serie de consecuencias adicionales al propio temor al contagio, explicó la responsable del Servicio de Atención.
"Se produce una disrupción en la vida de una persona que, de la noche a la mañana, ve interrumpido sus proyectos. Si a esto le sumas una situación de alta incertidumbre porque no sabés cuánto va a durar, la persona no sabe cuándo ni cómo vas a volver a cierta normalidad. Por eso es importante ofrecer ciertos parámetros de previsibilidad", recomendó Quattrocchi.
Recomendaciones para la salud mental en la pandemia
- Sostener rutinas y horarios para evitar el desordenamiento.
- Diferenciar los espacios y tiempos de trabajo de los de ocio.
- Mantener una buena alimentación y hacer ejercicio físico.
- Fomentar las relaciones sociales aunque no sean presenciales.
- Organizar espacios y tiempos tanto para la unidad como la privacidad en convivencia.
- Aprender a identificar el malestar psicológico y no dudar en pedir ayuda profesional.
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