sábado, 28 de abril de 2018

ALBA. SALUDAMOS A LA REVOLUCIÓN CUBANA. DIAZ-CANEL ES CONTINUIDAD, NO CAMBIO.


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“Los árboles se han de poner en fila,para que no pase el gigante de las siete leguas.Es la hora del recuento, y de la marcha unida, y hemos de andar en cuadro apretado, como la plata en las raíces de los Andes.”. José Martí
 Los días 18 y 19 de abril ya están registrados como fechas gloriosas para el Pueblo Cubano. Recién triunfante la Revolución, se enfrentaba en 1961 la invasión mercenaria por Playa Girón, alentada, organizada, patrocinada y ejecutada por los Estados Unidos; y el 19 se le asestó la primera gran derrota del imperialismo yanqui en Nuestra América.
¡Cuba se respeta! Ese fue el mensaje claro y fuerte desde entonces. No es casualidad que se escogieran, precisamente estos días, para celebrar la sesión constitutiva de la IX Legislatura de la Asamblea Nacional del Poder Popular (Parlamento). Todo proceso electoral es relevante, pero este, iniciado a finales de 2017, sería uno de los de mayor responsabilidad, complejidad, y más seguidos dentro y fuera del archipiélago: la llamada “generación histórica” pondría en manos de su “relevo generacional”, los senderos de la Revolución Socialista, y el destino del pueblo cubano.

Tampoco es casualidad que la propuesta para asumir la responsabilidad de Presidente de los Consejos de Estado y de Ministros fuera Miguel Diaz-Canel. Cuando desde diversas tribunas se rumoreaban criterios de cambio, de incertidumbre, en Cuba se seguía un proceso natural, concienzudamente planificado, y con el debido seguimiento educativo y responsable, para asegurar, como dijera Raúl Castro: “sin prisa, pero sin pausa”, la continuidad del proceso cubano en pos de un “Socialismo próspero y sostenible”.
La Revolución Cubana es ejemplo continuo de cómo se enfrentan momentos adversos para seguir adelante y triunfante, con la cabeza erguida, no solo resistiendo y peleando, sino proponiendo y superando obstáculos para consolidar el proyecto socialista.

Luego de comenzar con la administración Obama en diciembre 2014 un proceso soberano y gradual de restablecimiento y normalización de las relaciones entre Cuba y su enemigo histórico: Estados Unidos; fruto de la admisión de que al pueblo cubano no lo doblegaría ni las agresiones, ni el bloqueo, ni las campañas mediáticas; se llega a esta fecha de 2018 a un punto de ruptura, retroceso y agresividad de la
nueva administración Trump, que pareciera sacada de las peores recetas anticuadas de la historia hostil del “enemigo del norte” como lo llamara José Martí.

A este escenario bilateral, se adiciona una complejidad continental en un momento histórico de crisis del capitalismo, que lo pone en un plano de extrema agresividad; a la par que se adiciona una presión
extrema desde los particulares y agresivos procesos plegados a Estados Unidos que se viven en países como Argentina, Brasil, Chile, Perú, Colombia, Honduras… lo que indiscutiblemente impacta en el momento de analizar la realidad cubana.

Pero Cuba y su Pueblo no se amilanan. Tienen una historia construida.

Años de desafíos, batallas y victorias. Años de heroísmo, resistencia y ejemplo. Años de gallardía, de presente y de futuro. Por eso la Cuba de hoy, como dijera Diaz-Canel: “Cuando cumplo con honor y emoción esta responsabilidad, dedico el primer pensamiento a la generación histórica que con su consagración y humildad nos acompaña en esta hora de desafíos (…) Asumo la responsabilidad para la
que se me ha elegido, con la convicción de que todos los cubanos seremos fieles al legado del Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz, líder histórico de la Revolución Cubana, y al ejemplo del General de Ejército, Raúl Castro Ruz, líder actual del proceso revolucionario”.

Por todo ello, en Cuba no hay, ni habrá cambios como los espera el imperio. El proceso cubano es de continuidad. Apegados al concepto de Revolución de Fidel, refrendado por Diaz-Canel, se cambiará todo lo que deba ser cambiado, pero con sentido del momento histórico; desafiando las poderosas fuerzas dominantes dentro y fuera del ámbito social y nacional; defendiendo y practicando valores en los que se
cree al precio de cualquier sacrificio; manifestando la modestia, desinterés, altruismo, solidaridad y heroísmo del pueblo cubano.
Recordando siempre a José Martí en su legado “Nuestra América” que tanto nos habla hoy: “Los pueblos que no se conocen han de darse prisa para conocerse, como quienes van a pelear juntos (…) Con los oprimidos había que hacer causa común, para afianzar el sistema opuesto a los intereses y hábitos de mando de los opresores (…) De todos sus peligros se va salvando América. Sobre algunas repúblicas está durmiendo el pulpo. Otras, por la ley del equilibrio, se echan a pie a la mar, a recobrar, con prisa loca y sublime, los siglos perdidos…”

Esta responsabilidad recae nuevamente hoy como en los años de Martí, Bolívar, Hidalgo, San Martín, Tupac Amaru, Sucre, Artigas, y tantos otros; junto a mujeres como Juana Azurduy, Micaela Bastidas, María Policarpa, Manuela Sáenz, y tantas otras. Somos pueblo de Patria o Muerte que llamamos a la unidad en la rica diversidad que somos.
“¡Porque ya suena el himno unánime; la generación actual lleva a cuestas, por el camino abonado por los padres sublimes, la América trabajadora; ¡del Bravo a Magallanes, sentado en el lomo del cóndor,
regó el Gran Zemí, por las naciones románticas del continente y por las islas dolorosas del mar, la semilla de la América nueva!” –dijo el cubano y nuestro americano Martí. Saludamos al pueblo cubano y a la continuidad expresa, mezclada de renovación y fortaleza histórica y revolucionaria que entraña la nueva dirigencia de la Revolución Cubana.

¡Cuba, los pueblos de Nuestra América están contigo!

¡Cuba, tu ejemplo nos sigue fortaleciendo, junto a la Revolución

Bolivariana, para dar la batalla por la unidad y la integración de
nuestros pueblos!
¡Cuba se respeta! Sigue siendo voz de estos tiempos.

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