Lunes, 18/11/2013
Por: Paul Krugman
Compilador
Germán Saltrón Negretti
“Las bases republicanas son conscientes de que su
condición de hombres blancos es cada vez más minoritaria. Últimamente, John
Kasich, gobernador republicano de Ohio, ha dicho algunas cosas sorprendentes. En
primer lugar, saboteo en la Asamblea Legislativa de su Estado controlada por su
propio partido para evitar llevar adelante el programa de Obamacare, financiado
con fondos federales y una pieza importante de la reforma sanitaria de Obama.
Evidentemente, Kasich no es el primero en hacer esta
observación. Pero el hecho de que venga de un republicano bien considerado
(aunque, a lo mejor, ya no tanto), precisamente de alguien que tenía fama de
ser un agitador de ideas conservadoras, es revelador. La hostilidad republicana
hacia los pobres y los desfavorecidos se ha exacerbado hasta tal punto que en
realidad el partido ya no defiende otra cosa, y solo un observador obstinado en
su ceguera puede ser incapaz de verlo.
Qué le está ocurriendo a la derecha republicana. La gran
pregunta: ¿Por qué? A veces vemos a
algunos expertos declarar que lo que mueve el Tea Party, es la preocupación por
los déficits presupuestarios. Fantasías. Lean la columna de Rick Santelli, de
la CNBC: no hay ni una sola mención a los déficits. En cambio, sí hay críticas
contra la posibilidad de que el Gobierno ayude a los perdedores a evitar la
ejecución de sus hipotecas.
Sus críticas no son acerca de la responsabilidad fiscal,
pero sí acerca de cómo el Gobierno ayuda a los vagos que no lo merecen. No cabe
duda de que les sigue enardeciendo la idea, de que los pobres y los
desafortunados reciben la mayor ayuda posible, y así lo expresó el diputado
Paul Ryan, presidente de la Comisión Presupuestaria de la Cámara de
Representantes, el colchón de protección social se está convirtiendo en una
hamaca en la que se acuna a gente físicamente sana para que vivan de la
beneficencia y la complacencia.
Las propuestas presupuestarias de los republicanos
incluyen recortes salvajes a los programas de protección social como los
cupones para alimentación y el programa de salud denominado Medicare. Pero en
otras crisis económicas, los Gobiernos republicanos han ayudo a los pobres. En el año 1936,
cuando Alf Landon fue propuesto como candidato a Presidente por los republicanos,
sus discurso hablaban sobre temas que los conservadores no hacen suyos hoy día.
Se lamentaba de que la recuperación económica era lenta y de la persistencia
del desempleo elevado, y atribuía la debilidad crónica de la economía a una
excesiva intervención del Estado y a la incertidumbre que esta provocaba. Pero
dijo: “de la depresión se desprende no solo la dificultad de la recuperación,
sino también el problema igualmente grave de la protección de los desempleados
hasta que se alcance la recuperación. Darles asistencia en todo momento es un
deber. Nosotros, los miembros de mi partido, nos comprometemos a no descuidar
nunca esta obligación”.
¿Pueden imaginarse a un candidato republicano decir algo
así hoy día? Desde luego, es imposible en un partido comprometido con la idea de
que los desempleados la tienen muy fácil; de que el seguro de desempleo y los
vales de comida los tiene tan consentidos que no encuentran ninguna motivación
para salir y buscar trabajo.
Entonces, ¿cuál es el quid de la cuestión? En un reciente
ensayo, el sociólogo Daniel Little insinuaba que una de las razones es la
ideología del mercado: si el mercado siempre tiene razón, entonces la gente que
acaba en la pobreza es porque merece ser pobre. Y yo añadiría que algunos
dirigentes republicanos representan en sus mentes fantasías libertarias de
adolescentes. Pero, como afirma Little, también está el estigma que nunca se
borra: la discriminación racial.
En un informe reciente citado en múltiples ocasiones,
Democracy Corps, una organización de demócratas dedicada a los estudios de
opinión, exponía las conclusiones de que en los grupos de debate con miembros
de facciones republicanas, descubrieron que las bases republicanas son muy
conscientes de su condición de hombres blancos, y en su país donde esta raza es
cada vez más minoritaria, y que considerando que el sistema de protección
social ayuda a los otros, no a la gente como ellos, y además vincula a la
población no blanca al Partido Demócrata.
Por estas razones, concluyo que se está librando una
guerra contra los pobres, coincidiendo y ahondando el padecimiento de una
economía con problemas y sin soluciones inmediatas. Esta guerra puede ser
definitorio de la política en los Estados Unidos.”. Agrega este compilador si
los republicanos estadounidenses, se niegan ayudar a sus conciudadanos, como
pensar que pueden ayudar al resto de la humanidad.
Paúl Krugman
es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de Economía 2008. Publicado
en “Bitácora” de Montevideo. 11/11/2013 .
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