domingo, 31 de agosto de 2014

LA DEUDA O LA VIDA

Por: Francisco José Casamayor Santiago

Más de treinta años hace que estalló la crisis de la deuda en los países del Sur, con epicentro en América Latina y materializada sobre todo en el default de México de 1982. Las instituciones financieras internacionales (Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial), al servicio de los acreedores y de las grandes potencias, impusieron a los países del Sur el ajuste estructural y el pago de la deuda por encima de las condiciones de vida y los derechos fundamentales de las mayorías sociales.

Presente esta realidad en la que las medidas impuestas por el Fondo Monetario Internacional y Banco Mundial no eran neutras y la deuda se convertía en un mecanismo de dominación sobre la soberanía de muchos Estados por parte de los acreedores, grandes potencias, grandes corporaciones y grandes promotores de la mundialización neoliberal se creó el Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) que trabaja desde entonces para situar en el debate público el cuestionamiento de esta deuda y plantear su anulación, pues estaba ahogando a los Estados, a sus pueblos y a sus economías (p. 16).

Tomando este punto de partida, la obra colectiva “La deuda o la vida” compuesta de veintidós capítulos que dirigen Damien Millet y Éric Toussaint - dos miembros del CADTM y expertos en el estudio de la deuda del Tercer Mundo y la aplicación de las medidas de ajuste como demuestra los múltiples trabajos que han producido sobre esta temática |1|- rompe los esquemas del Norte/Sur y sin perder la referencia de lo que fue la crisis de la deuda, su gestión y los caminos alternativos que el Sur mostró para afrontar ésta, acercan el problema de la deuda y de su legitimidad a los países de la Unión Europea y de la Eurozona los cuales hoy experimentan el problema de la deuda y la aplicación de las políticas de austeridad tras el estallido de la crisis económica internacional en los años 2007-2008. 

Esta crisis, como bien se explica de forma transversal a lo largo de la obra, tiene la particularidad de darse en los países centrales del proceso de acumulación capitalista. A su vez tiene la similitud, con otras crisis ya vividas, de que a partir de su origen, en este caso el sector financiero estadounidense, se expande a otras economías y que además el foco de atención para explicar y entender la crisis pasa de los desequilibrios económicos estructurales como la causa esencial de la gestación de la crisis a un problema de endeudamiento público que toma una posición central tanto para justificar un trato preferencial al sector financiero como para justificar, por parte de los gobiernos, la implementación de las medidas de austeridad que les son exigidas por las instituciones financieras internacionales como condición a sus préstamos. Se repite, por tanto, una situación muy similar a la que vivieron los países del Sur durante las décadas de los ochenta y noventa. Así pues, el contenido y objetivo de la obra va en la línea de estudiar cómo se dio el encadenamiento de estos procesos de endeudamiento y cómo este endeudamiento ha abierto la puerta a la llegada de las políticas de austeridad a Europa.

El análisis de estos procesos de endeudamiento en muchos países de Europa se va haciendo a lo largo de diferentes capítulos del libro. En éstos se va analizando la situación de diversos países como los países de Europa del este hasta países de la Eurozona; e incluso sin perder de vista la situación de Japón (capítulo XVI) y tomando a EEUU como el centro mundial de la desregulación financiera internacional y del dominio neoliberal, cuestión a la que los autores dedican un capítulo específico (capítulo XV). En cada caso estudiado en la obra se trata cómo se fue gestando la existencia de la deuda, cómo pasa a ahogar y secuestrar la soberanía de los países y cómo prepara el terreno para la aplicación de las medidas de ajuste estructural que son el punto de partida de un modelo económico y social desigual que busca ser dominante en lugares donde hasta ahora, aunque cada vez estaba más presente, no había podido desplegarse en su forma total. Esto último explica que este modelo busque romper con las conquistas sociales y derechos conquistados (los cuáles de cierto modo se conservaban en el modelo de acumulación capitalista de posguerra) y garantizar nuevos espacios de expansión y de la rentabilidad para el capital.

El caso de algunos países de la llamada periferia europea (Grecia, Irlanda y España) toma especial relevancia en este ensayo. El estudio de estos tres países se aborda en diferentes capítulos y se ahonda en la gestación de sus deudas, en las medidas de austeridad que se están aplicando al respecto y cuál está siendo el resultado de éstas en el plano social. Tras la caída de los créditos subprime, y en un contexto de recesión económica mundial, la crisis se extendió al conjunto de sistemas financieros de diferentes países de la Unión Europea lo que hizo que los bancos presentasen problemas de solvencia. Ante el riesgo de que éstos se hundiesen fueron rescatados con miles de millones de euros del erario público, mientras que casi todos los responsables de los grandes bancos culpables de la situación generada seguían en sus puestos sin rendir cuentas y sin asumir responsabilidades por su mala gestión. La trampa de la deuda estaba hecha, sobre todo para los estados más débiles de la Unión Europea. Una crisis que tuvo su raíz en el plano financiero desregulado en el que se operaba de forma desbocada por obtener el máximo beneficio posible se había traducido en un problema de endeudamiento público sobre todo para estos países que representaban el eslabón más débil de la Eurozona –y que aún se agravaría más conforme los inversores institucionales que dominan los mercados financieros impusiesen aumentos de los tipos de interés a estos estados cuando fuesen en búsqueda de financiación. 

El terreno estaba preparado para la operación del Fondo Monetario Internacional junto a las instituciones comunitarias europeas de la Comisión Europea y el Banco Central Europeo (Troika) en el sur de Europa, imponiendo a estos estados, como condición a sus créditos, la aplicación de las medidas de ajuste estructural similares a las que se aplicaron en los años 70 y 80 en América Latina y que dieron lugar a lo que se conoció como la “década perdida”. Así pues, aparece ahora en Europa una situación similar a la que se dio en los países en desarrollo y que condujo a la creación del CADTM, y es la existencia de una deuda de los estados que sirve como mecanismo de transferencia masiva de la riqueza creada por las mayorías sociales hacia los estratos sociales más ricos.

Ante esta tramposa situación del ajuste estructural, tal y como a ésta se refiere la obra, se aborda la necesidad de que estos países planteen una anulación de aquella parte de la deuda que sea ilegítima. Como bien demuestran los diversos autores de esta obra en muchos de los casos que analizan nos encontramos ante situaciones paradigmáticas de deuda ilegítima como es el caso de España (capítulo IV) en el que según datos del Banco de España a junio 2011 los principales responsables del endeudamiento público recaía en los bancos (32%) y empresas no financieras (con un 31%) , o el caso emblemático de deuda ilegítima de Grecia (capítulo VI) que, si bien el aumento de la deuda pública griega a cargo del sector privado es más reciente, el país heleno contaba con unos niveles de deuda pública más antiguos proveniente de deuda heredada de la dictadura de los coroneles, gastos en armamento (compras a Alemania, Francia y EEUU), Juegos Olímpicos del año 2004 o fruto del sobornos de compañías transnacionales a cambio de suculentos contratos (como fue el caso Siemens). Por tanto, aquella deuda ilegítima que asoló el Sur ahora se da sobre todo con fuerza en la Europa periférica con multitud de puntos en común, como se demuestra a lo largo del ensayo y concretamente en el capítulo XVII.

Con respecto a la cuestión concreta de la anulación de la deuda, esta obra también incluye algunos capítulos (XXI y XXII) que abordan cómo se puede declarar la nulidad de la deuda con fundamento legal y de acuerdo al derecho internacional público. Asimismo el capítulo XX hace referencia a ejemplos de poderes públicos junto a representantes de la sociedad civil - por ejemplo el caso de Ecuador en 2008- que impulsaron procesos de auditoría de la deuda pública y demostraron que el reembolso de las deudas públicas, contraídas al margen del interés general, no es algo obligatorio ya que la anulación de éstas es algo reconocido por la jurisprudencia internacional. No obstante, si bien se puede tener en cuenta estas experiencias de anulación de deudas ilegítimas, en el caso de los países periféricos de la Unión Europea tenemos que tener en cuenta, en este sentido, qué supone y qué conlleva estar inmersos en el marco comunitario europeo.

En el capítulo X se analiza lo que supone el proyecto comunitario europeo para los gobiernos de los países de la zona euro - los cuales dependen totalmente del sector privado para su financiación ya que el Banco Central Europeo, de acuerdo a sus estatutos, no puede financiar directamente a los Estados y además en virtud del Tratado de Lisboa está prohibida la solidaridad financiera entre estados miembros- pero se echa en falta no haber incluido el debate que hoy se está dando en los países de la periferia europea sobre su posible salida del euro y las implicaciones que ello supondría. Así como la relación que puede haber, dentro del marco comunitario europeo, entre esta posible anulación de parte de la deuda y la posible o no continuidad en la moneda única. Si bien esta cuestión es muy acorde al contenido del capítulo X, se trata de un punto temático que en la obra se podía haber tratado de forma transversal a lo largo de la mayoría de los capítulos. Con ello el análisis de los autores, además de tratar los temas que hoy están en la primera línea de la academia y en los círculos del pensamiento crítico, hubiese proporcionado una explicación más profunda y estructural de lo que supone este proceso de endeudamiento en el marco europeo y qué alternativas caben a él. Eso sí, esta explicación profunda de la deuda y de las alternativas que caben en estos países europeos tenía que haber ido más allá de ver cómo se gestó dicha deuda y de los resultados de empobrecimiento de las sociedades que generan las políticas de austeridad, ya que de forma casi involuntaria nos lleva a caer en interpretaciones valorativas. Esta sin duda, es la principal debilidad de esta excelente obra.

Como ya se comprobó, y cómo hoy se observa en Europa, la combinación de crisis de deuda y la aplicación del ajuste estructural son en sí mismas efecto y a su vez oportunidad para la expansión del modelo neoliberal lo que cada vez más nos lleva a una mayor pérdida de la soberanía de los estados. No obstante, esto no significa que el poder de éstos deje de existir. El poder del estado sigue existiendo sólo que, y más en un escenario de crisis de deuda, como sostenía Susan Strange: “cada vez más compartido con los mercados, las empresas y autoridades no estatales” |2|. Esto nos lleva a replantearnos una cuestión que no es nueva y que de cierto modo choca con la tesis general de una menor presencia del estado que predica el paradigma neoliberal, y es hasta qué punto las decisiones y no decisiones escogidas por estos estados son realmente de interés para las mayorías sociales o más bien sirven a intereses muy particulares del poder financiero y de las grandes empresas. Tomar una dirección u otra responde al resultado de la correlación de fuerzas que disputen el poder del estado. No obstante, este punto, el del poder y la correlación de fuerzas hacia el estado como espacio en disputa, en la obra no se aborda. No nos da claves de cómo articular una alternativa de poder para romper con la ofensiva neoliberal más allá de la cuestión de la articulación de los movimientos sociales europeos en torno a la problemática de la deuda, la legitimidad de ésta y la austeridad.

Aunque la obra represente un estudio colectivo muy esclarecedor en lo que respecta al análisis de los procesos de endeudamiento y del ajuste estructural, se echa en falta ir acompañado de una dimensión más política. En este sentido, sin duda hay que tener en cuenta lo que supone el plano de las Relaciones Internacionales ya que estos procesos de endeudamiento y de aplicación del ajuste estructural han dado lugar a una redefinición de las relaciones de poder entre los estados dentro de la Unión Europea, así como a escala internacional. Desde una cuestión económica como es la deuda y su gestión, se puede dar el salto al plano de las Relaciones Internacionales y de la geopolítica mundial. Con respecto a esto, es muy interesante hacer referencia de nuevo a la crítica que hace Susan Strange en “Mad Money” |3| a los teóricos y estudiosos convencionales de las Relaciones Internacionales. Éstos, si bien parten de la cuestión de que la posesión de recursos se relaciona directamente con tener más o menos poder – y viceversa-, en sus estudios de Relaciones Internacionales y de los procesos de la política mundial parecen olvidar la necesidad de llevar a cabo un análisis más profundo hacia la comprensión de las estructuras y el modus operandi de la economía política mundial y concretamente del lugar privilegiado y dominante que ocupa el sistema financiero internacional. Sin duda, el estudio de las Relaciones Internacionales exige no pasar por alto, en un mundo global crecientemente liberalizado, el papel central que tienen las finanzas. Es decir, el estudio de la política mundial no puede obviar estudios como el de este libro que profundiza en el funcionamiento de las finanzas y su impacto, a partir del mecanismo de la deuda, sobre la soberanía de los estados y las condiciones de vida de sus sociedades.

En definitiva, atendiendo al peso de la deuda pública y al impacto que están produciendo las medidas de austeridad en las condiciones de vida de las mayorías sociales, la lectura de fondo que se extrae de esta obra es que cada día se hace más oportuno y necesario plantear la ruptura de la subordinación de muchos gobiernos al poder financiero internacional. Esto requiere poner en el centro del debate la necesidad de una auditoría de la deuda, así como, tener en cuenta qué limitaciones en esto supone el marco de la comunidad europea. A partir de ahí, estos estados, tomando las claves de otras experiencias, podrán ejercer su derecho de suspender el reembolso de las deudas públicas que atentan contra los derechos económicos, sociales y culturales de su ciudadanía. El contenido de este libro nos quiere demostrar que esto es necesario, está justificado y que hay alternativas posibles a la política de austeridad que tan duramente golpea a las mayorías sociales.

Fuente:
Relaciones Internacionales
Número 24 • Octubre 2013 - Enero 2014
Grupo de Estudios de Relaciones Internacionales (GERI) – UAM
Revista académica cuatrimestral de publicación electrónica
Grupo de Estudios de Relaciones Internacionales (GERI)
Universidad Autónoma de Madrid, España

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