ALLÁ VA EL LADRON AGÁRRENLO
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El señor Iván Duque, el segundón, pretende exportar los problemas de
Colombia a otros países, para ocultar la espiral de violencia que azota a su
país, la cual constituye un polvorín
para sus vecinos y toda la región
Jesús
Sotillo Bolívar. Profesor de la UCV
Iván Duque, Presidente de Colombia y segundón de Álvaro Uribe
como lo llaman en Colombia, al estilo de Joe Biden, quien afirmó, que el
Presidente de Rusia, Vladimir Putin, era
un asesino, no perdió la oportunidad para imitarlo y calificó al Presidente
Constitucional de Venezuela, Nicolás Maduro Moros, en los mismos términos.
Burda copia, burda imitación que precisamente a él le queda
demasiado grande, porque no son precisamente los gobiernos oligárquicos de
Colombia y sus presidentes, los que pueden erigirse como ejemplo de moralidad
en nuestra región.
Si el señor Iván Duque, el segundón, se viera en un espejo,
en un espejito mágico como el del célebre cuento de Blanca Nieves, vería verdaderamente
quienes merecen ser calificados de
asesinos. El espejito le permitiría hacer una retrospectiva de la actuación
histórica de la oligarquía colombiana, que ha llevado al país al estado actual
de descomposición.
Sí, a un estado actual de descomposición que proyecta a
Colombia inmersa en una espiral de violencia, mezclada con narcóticos, un
coctel fatídico que ha provocado miles y
miles de muertos, así como, miles de desplazados en lo interno, y millones de
sus coterráneos regados por todo el mundo, precisamente huyendo de la violencia
y la miseria que sufre actualmente los colombianos.
Ya la oligarquía
colombiana, no puede
hacer como sus gatos diplomáticos que escondían la caca. No, ya el mundo ha
despertado y han quedado al desnudo. Ya
no pueden ocultar, como lo hicieron en años anteriores, con la ayuda de sus
aliados del norte, el estado de guerra civil interna que vive ese país. Ya no pueden
ocultar que Colombia, y lo demuestran los estudios de los organismos
internacionales como la ONU, es el mayor productor de Cocaína del Mundo, además
de otras drogas. Ya no pueden ocultar
que Colombia vive una espiral de violencia que la convierte en un verdadero
polvorín que pone en peligro a sus vecinos fronterizos y toda la región.
La oligarquía colombiana está desesperada, trata a como dé
lugar de ocultar esta situación, no resolverla, porque las medidas internas
para intentarlo brillan por su ausencia. Cada vez se empeora, los altos índices
de violencia los pone a temblar y necesitan con urgencia paliar esta crisis.
Ahora bien, como buenos zorros, antes que tomar medidas socio
económicas de envergadura a lo interno y con honestidad resolver los
enfrentamiento internos con una política certera de Paz, buscan exportar sus
conflictos, culpar a otros. En ese sentido, asumen la estrategia del Ladrón que
al verse acorralado, trata de despistar a la policía diciendo: Si allá va, ese
que corre allá, es el Ladrón.
Al convertirse en imitador mediocre del Presidente Joe Biden
y calificar a Nicolás Maduro, en los términos que lo hizo, lo que pretende es
desviar la atención de la opinión pública internacional y regional, sobre los
problemas que azotan al pueblo colombiano.
Pero a la altura del juego político, el segundón, pone el
ridículo, porque, Guerra Avisada no Mata Soldado, ya el mundo conoce de la
triste realidad social y económica que vive actualmente Colombia y sólo sus
mentores de norte y algunos gobiernos regionales que son igualmente marionetas,
pueden tratar de enmendarle la plana y trabajar para ocultar la imagen sucia que
proyecta.
Por eso decimos que el señor Iván Duque, el segundón, cuando pretende desviar la opinión internacional de la violencia incendiaria que existe en Colombia y proyectar sus problemas a otras países para ocultar sus propias arrugas, asume la estrategia del Ladrón que dice: ¡ALLÁ VA, AGÁRREN EL LADRON!.
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