El tren salió de la estación de ferrocarril de
Trondheim, Noruega, el día 5 de noviembre de 1953 a las 9 pm con destino a
Oslo, la capital, a unos 560 km al sur. A bordo estaban mi padre, mi hermana de
dos años y mi madre, a quien le faltaban quince días para dar a luz otra vez.
Ella casi no podía caminar, porque con una estatura de apenas 1,53 metros
llevaba dentro no sólo uno, sino dos bebés. Mi padre la había tenido que
empujar para montarla en el tren. Parece que los trenes noruegos vibran más de
lo normal, porque dos horas después mi madre rompió fuentes.
Mi hermano y yo ya estábamos
hartos y queríamos salir. A las 11:30 pm pararon el tren en el pueblo de
Dombas, situado en las montañas entre Trondheim y Oslo. Trasladaron a mi mamá,
ya con contracciones, en un trineo de nieve halado por dos caballos a 22 grados
bajo cero, al único hotel, llamado Hotel Turístico de Dombas. Ahí fue donde
nací, el 6 de noviembre, y mi hermanito también, seis minutos después, ayudados
por la comadrona local y mi papá.
Así comenzó mi vida de «turista».
Viajando durante casi treinta años, estudiando la naturaleza humana, conociendo
países, culturas, religiones y, sobre todo gente. Una lección importante que
las experiencias de la vida me han dado es que nosotros, seres humanos, por
debajo de una capa muy fina de diferencias, somos todos iguales y buscamos
todos lo mismo: la misma alegría, el mismo amor y la misma luz espiritual; es
decir, el mismo bienestar en todos sus sentidos.
También he aprendido que la
búsqueda de esta alegría nos lleva hacia dentro; que la fuente del bienestar se
encuentra en nuestro corazón, en un ser espiritual único e irrepetible, cuyo
propósito es compartir su luz y su amor con los demás, y que la felicidad, el
éxito y el triunfo humano son auténticas expresiones de este ser. Y de esto se
trata este libro: cómo llegar al bienestar mediante el reencuentro con uno
mismo. Hay muchos caminos y habrá aquellos que desconozco. Por lo tanto, lo que
puedo compartir contigo es lo que he vivido y lo que estoy viviendo.
Mi esperanza es que mis
experiencias e ideas puedan ayudar. El
éxito es ser uno mismo y avanzar en tu propio camino hacia una vida más
saludable, amorosa y auténtica. El presente libro es una ampliación de mi
primer libro Caminos del bienestar (2001). La segunda parte representa, en
realidad, un segundo libro, pero en vez de editarlo por separado, se fusionó
con el primero. Esto por sugerencia de la editora, quien, luego de revisar el
contenido de ambos, opinó que los dos están tan relacionados que su combinación
beneficiaría al lector. Si ya has leído el primer libro, espero que opines lo
mismo. Para los nuevos lectores, espero que lo disfruten en su totalidad. Jan
Moller Buena Vista, Morrocoy, Venezuela. Junio de 2005.
INTRODUCCIÓN.
LA CURIOSIDAD EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD. LA PREPOTENCIA CREATIVA EL
COMPLEJO DE INFERIORIDAD EL SUPERIOR SE SIENTE INFERIOR EL FANATISMO RELIGIOSO.
LA PSICOLOGÍA DEL FANATISMO. LA INMENSIDAD DEL UNIVERSO. LA HUMILDAD. LAS
INTERPRETACIONES DEL MISTERIO.
Hace aproximadamente 2.500 años,
en la antigua Grecia, vivía un sabio filósofo llamado Sócrates. Según dicen, no
era un hombre físicamente muy atractivo, pero tenía un gran poder de
convocatoria porque a la gente le encantaba escucharlo. En una de sus charlas
ante sus pupilos en Atenas, hablaba de la curiosidad humana. Decía que la
curiosidad es el impulso o la energía que se moviliza dentro del ser humano
cuando se encuentra ante algo que no comprende. Al darse cuenta de su
ignorancia, se «molesta» y, por dentro, le nace la necesidad de estudiar,
investigar y experimentar. De esta manera se abre el proceso de aprendizaje, en
el cual se van acumulando conocimientos.
Sócrates decía: «Estudien,
aprendan y acumulen conocimientos, pero cuidado: hay un peligro en este proceso
de aprendizaje. Por la acumulación de conocimientos pueden caer en una trampa
mental y asumir una actitud muy contraproducente ante la vida». Para explicar
lo que quería decir, el filósofo utilizó una imagen: supongan que entran en un
ambiente totalmente oscuro, pero llevan consigo una vela encendida. Si colocan
la vela encendida en el piso y se acercan, lo que podrán observar es la llama
de la vela y alrededor de ella un campo de luz. Donde termina el campo de luz,
continúa la oscuridad. Bueno, la llama de la vela y la parte iluminada
representan lo que conocemos y comprendemos, mientras la oscuridad representa
lo que no conocemos o comprendemos todavía, es decir, nuestra ignorancia.
Cuando el ser humano llega al límite de sus
conocimientos y se da cuenta de que hay todavía más que no entiende, su
curiosidad se moviliza, y a través del proceso de aprendizaje acumula más
conocimientos. Es nuestra “Sólo sé que no sé nada”. El éxito es ser uno mismo
imagen, el campo de luz se expande y una parte que antes estaba en la oscuridad
(o ignorancia), ahora se ilumina (es aprendida y comprendida).
Todo esto está muy bien y es
bueno que la curiosidad nos lleve a aprender cada vez más cosas. Pero aquí,
según Sócrates, hay que observar un fenómeno muy importante: si ahora
recorremos el límite de nuestros conocimientos, nos damos cuenta de que sabemos
mucho más que antes, pero también de que, al saber más, el límite hacia lo
desconocido ha crecido. Ahora hay mucho más que no sabemos que antes. ¡Al saber más, somos entonces más
ignorantes!
EL COMPLEJO DE SUPERIORIDAD.
Sócrates plasmó esta sabiduría en la muy conocida frase: «Sólo sé que
no sé nada». Muchos la hemos escuchado, pero no todos entendemos lo que
realmente significa. Así hablaba ante sus discípulos: Vengan, estudien y
acumulen conocimientos, pero para el resto de su vida siempre tengan esta frase
en su mente. No para descalificar sus
conocimientos, que son importantes y útiles en la vida, sino porque puede
ayudarles a evitar la trampa mental de creer que por el hecho de tener
conocimientos tienen «todo clarito» o son los dueños de la verdad.
El sabio se refería a dos cosas:
primero, debemos enfrentar lo desconocido con una mente totalmente libre y
abierta, sin la influencia de juicios, conclusiones o teorías basados en
conocimientos anteriores; y segundo, la prepotencia es una actitud muy contraproducente
en la vida. ¿Acaso no conoces a alguien que tiene «todo clarito» o que presume
de tener la «única verdad» porque ha estudiado un poco más que otras personas?
No necesariamente son los argentinos o franceses, porque la prepotencia
es un fenómeno globalizado. Se consigue en cualquier país, en Noruega y en
Venezuela también. Vamos a estudiar esta necesidad de «inflar el ego» o lo que
los psicólogos llaman el complejo de superioridad, para después darnos cuenta
de las consecuencias destructivas que trae. Incluso, quizás llegaremos a la
conclusión de que todos, y sin darnos cuenta, caemos en esta trampa de vez en
cuando.
La prepotencia creativa. La gente prepotente no siempre basa su sentido
de superioridad en tener más conocimientos que los demás. El ser humano ha sido
muy creativo en cuanto a inventar razones para sentirse «más» que otros. Por ejemplo, hay muchas personas que piensan
que tener mucho dinero y bienes materiales las convierten en seres superiores.
«Mientras más tengo, más soy –dicen–, y como tengo más que tú, entonces soy más
que tú». A veces ni saben más, ni tienen
más, pero consideran que el color de su piel es el color superior. Dime tú si
has leído alguna investigación científica que compruebe que el arcoíris tiene
colores superiores e inferiores. ¿No te parece absurdo?
Otras personas se sienten superiores por su
apellido o por la zona donde viven o en su trabajo por su cargo gerencial.
¿Cuántos gerentes, vicepresidentes y directores de empresas (tanto hombres como
mujeres) no andan por los pasillos con el pecho inflado sintiéndose superiores?
Se consideran tan importantes que
ni siquiera dan los «buenos días» y le
faltan el respeto a la gente, porque según ellos, el «perraje» está por
debajo de ellos. ¿Alguna vez has asistido a una reunión de equipo de trabajo
para resolver un problema, y el jefe ha tenido «todo clarito» y la única manera
de resolverlo? ¿Qué ocurrió con la comunicación? ¿O con la creatividad? ¿O con
la motivación?
Por supuesto se paralizaron,
porque cualquier dueño de la verdad tiene el gran defecto de no saber (querer)
escuchar. ¿Y para qué escuchar si tiene todo clarito? Tener todo clarito
significa que no hay nada más que aprender. El complejo de inferioridad. Lo
superior es superior sólo con relación a algo inferior. Por lo tanto, el
complejo de superioridad no puede existir sin el complejo de inferioridad.
Parece que nos proporcionan estos complejos con la leche materna, porque ambos
se aprenden inicialmente en la familia. Muchos padres y madres, sin darse cuenta,
tratan a sus hijos como si fueran seres inferiores. Por ejemplo, el niño de
siete años que le cuenta a su padre una de sus ideas y el padre responde con
algo como: «¿Y de dónde sacaste esa idea tan estúpida?».
O simplemente dice: «Eso no es cierto». El
niño aprende que quien siempre tiene la razón y la verdad es la autoridad.
Excelente razón para sentir que la autoridad es superior y él inferior. La
costumbre de comparar a los niños entre sí con el propósito de estimularlos
para esforzarse y superarse, en realidad les enseña que algunos de ellos son
superiores y otros inferiores.
La pregunta « ¿Por qué no eres como tu hermano?» indica indirectamente
que como uno es, no sirve. Luego, el sistema educativo refuerza todas estas
ideas con su régimen de evaluación. Si sacas veinte, eres superior, y si no
pasas el examen, eres inferior. El famoso «cuadro de honor» es en realidad un
abuso emocional porque genera «ganadores» y «perdedores». Además, hay cualquier
cantidad de educadores que tienen «todo clarito» y que se molestan si los
alumnos hacen demasiadas preguntas o cuestionan su punto de vista, lo que
comprueba, otra vez, que la autoridad es superior.
Adicionalmente, montado sobre
todo esto, queda la enseñanza de que ante el denominado «ser superior» somos
todos inferiores. Así que la prepotencia y el complejo de inferioridad son
consecuencias de nuestra temprana socialización. Somos condicionados o
programados mental y emocionalmente para sentirnos superiores o inferiores. La
mayoría sufrimos de ambos complejos. En algunas situaciones y ante algunas
personas nos sentimos superiores, mientras que en otras nos sentimos
inferiores.
Pero ¿cuál es la diferencia entre
sentirse superior e inferior? Mucha gente confunde la prepotencia con alta
autoestima, o la denominan «un exceso de autoestima». La realidad es que las
personas que tienen la necesidad de sentirse superiores a los demás,
psicológicamente se sienten inferiores. Su manera de evadir su realidad
interior negativa y dolorosa es tratar de engañar a los demás, mostrando una
«fachada» de fuerza y poder. Esta actitud forma parte de sus mecanismos
psicológicos de defensa, mejor conocidos como la «coraza».
LOGRAN ENGAÑAR A LOS DEMÁS, PERO TAMBIÉN A SÍ MISMA.
La prepotencia y el complejo de inferioridad
son entonces dos expresiones del mismo problema: inseguridad y baja autoestima.
La persona con una autoestima alta no se
siente ni superior ni inferior. Sabe
que cada ser humano es único e irrepetible y simplemente no se compara con
nadie.
Características de una persona con complejo de inferioridad/
superioridad.
Querer tener siempre la razón.
• Enojarse con suma facilidad. • Necesidad obsesiva de «ser más» que los otros,
de «valer más». • Necesidad obsesiva de controlar dictatorialmente las
situaciones. • Ambición agresiva. • Abuso de poder, conductas autoritarias. •
Dificultad y resistencia para aceptar los propios errores. • Perfeccionismo. •
Comportamientos rígidos e inflexibles. • Intolerancia a los desacuerdos. •
Conductas defensivas sin causa proporcionada. • Tendencia a etiquetar
negativamente a los demás. • Bromas hirientes, repetidas con insistencia. •
Personalidad sumisa y tímida. • Miedo y resistencia al cambio. • Miedo
escénico. • Inseguridad en situaciones sociales.
EL FANATISMO RELIGIOSO.
Voy a comentar otro tipo de
prepotencia que he experimentado en todos los países que he conocido. Y es la
peor forma, porque no parece prepotencia como tal, sino que se presenta
disfrazada de amor y espiritualidad. Me refiero al «ego espiritual» de las
personas religiosas que pretenden tener el «único camino», la «verdad absoluta»
y opinan que todos los demás están perdidos y necesitan salvación. La prepotencia religiosa o espiritual es la
peor expresión de irrespeto y una fuente permanente de conflictos y violencia
entre los seres humanos.
Cualquiera persona que pretenda poseer la «verdad absoluta» es un
fanático. Si te digo que mi religión es la única verdadera, y que tú, si
perteneces a otra creencia, necesitas la salvación, deberías sentirte ofendido,
porque me estoy elevando en un pedestal espiritual ante ti. Te estoy faltando
al respeto, pisoteándote espiritualmente. Y ¿con qué autoridad lo hago? ¡Con
ninguna!
Porque ni yo ni nadie ha regresado de la muerte para contar cómo es
la «verdad» en «el otro lado». Nadie realmente sabe «la verdad verdadera». Y
recuerda: ¡pretender saber o creer saber, no es saber! Hay más de trescientas
religiones registradas en el mundo. Cada una tiene su único camino, y cada una
está tratando de salvar a las demás. Como nadie quiere ser salvado por
imposición, con razón terminan peleando. Alguien ha calculado que en los
últimos cinco mil años, el ser humano ha tenido por lo menos catorce mil
conflictos bélicos y que la gran mayoría de ellos han ocurrido por razones
religiosas.
Observa el mundo en este mismo momento. En el siglo xxi estamos
todavía matándonos el uno al otro en el nombre de Jesucristo, Mahoma, Krishna o
cualquier otra autoridad celestial. El fanatismo religioso sigue igual o quizás
es peor que antes. Todo el mundo está convencido de que tiene el único camino.
¿No te parece interesante la cantidad de únicas verdades y únicos caminos que
hay? Y, además, si de verdad existiera un solo camino o una sola verdad para todos,
¿no te parece insólito que no lo hayamos encontrado todavía? No creo que Dios
sea tan tacaño como para ofrecernos un solo camino hacia Él. Debería haber
cualquier cantidad de caminos.
LA PSICOLOGÍA DEL
FANATISMO.
Albert Einstein, el famoso físico
y autor de la teoría de la relatividad, justo antes de morir, decía que la
única pregunta importante en la vida es si el universo es un sitio amigable o
no. Según Einstein, cada ser humano necesita decidir si el universo es su hogar
en donde puede sentirse cómodo y relajado, o un lugar amenazador donde necesita
estar alerta y preparado para defenderse contra los peligros, porque quien
percibe el universo como un sitio amigable tendrá una vida muy distinta de
quien lo percibe como una amenaza.
El físico estaba refiriéndose a
lo que los psicólogos llaman la confianza básica. El desarrollo de la confianza
básica tiene que ver con el primer proceso de aprendizaje del recién nacido. En
este proceso, el bebé va aprendiendo intuitivamente si se puede confiar en los demás,
si sus necesidades serán satisfechas, si él es bienvenido, en fin, si su vida
está en peligro o no. La mayoría de las teorías psicológicas coinciden en que
esta confianza se desarrolla (o no se desarrolla) en los primeros doce meses de
vida.
Por eso, vamos a ver cuáles son
las primeras impresiones que recibimos cuando entramos en el mundo. La vida
intrauterina, o los nueve meses que permanecemos en el vientre de nuestra
madre, es normalmente una vida paradisíaca. Estamos flotando en un líquido con
una temperatura constante. Hay oscuridad y silencio, y todas nuestras
necesidades son automáticamente satisfechas, sin que tengamos que levantar un
dedo¹.
De repente, comienzan a
empujarnos por un canal tan estrecho que nuestro cráneo se aplasta, y si logramos
pasar sin quedarnos atascados, lo primero que se nos presenta al salir es una
luz de extrema intensidad. ¿Alguna vez has experimentado el dolor en tus ojos
saliendo al sol desde un lugar oscuro? Bueno, ese mismo dolor lo sentimos al
momento de nacer. Además, la diferencia de temperatura es de por lo menos unos
15 grados centígrados, y si nacemos en el quirófano la diferencia es de casi 25
grados. Así que nuestra vida comienza tradicionalmente con malestar.
Comienza con dolor ocular y
escalofrío. Pero todavía falta. Luego nos agarran por los pies, nos guindan con
la cabeza hacia abajo y nos dan una nalgada. Seguidamente, y con poca
delicadeza, meten un tubo por nuestra ¹ Existe información científica que
indica que el feto, por lo menos en el último trimestre, puede «sentir» y
«procesar» información. De esta forma puede, por ejemplo, ser afectado por el
estado de ánimo de su madre, reaccionar ante diferentes tipos de música,
«saber» si es bienvenido o no, etcétera.
Estas experiencias prenatales a
su vez pueden afectar el desarrollo emocional del bebé y, en consecuencia, su
vida entera. Para no complicar el asunto, he optado por no incluir las teorías
astrológicas y las de la reencarnación y las vidas pasadas, a pesar de que
puedan tener explicaciones interesantes acerca de algunos aspectos del
desarrollo humano.
El éxito es ser uno mismo nariz y garganta
para aspirar la flema, cortan el cordón umbilical, nos alejan de nuestra madre
para bañarnos y, para finalizar la ceremonia de bienvenida, nos llevan presos
al retén, donde nos dejan solos. Y, abandonados en el retén, ¿cuál crees tú que
es nuestra percepción del universo? No la de un sitio muy amigable, ¿verdad?
Creo que si pudiéramos, nos regresaríamos al útero².
Después nos llevan a la casa. Y
quizás nuestros padres, con las mejores intenciones, siguen las recomendaciones
de sus padres o amigos, de no cargarnos cada vez que lloramos, especialmente en
la noche, porque según su experiencia, esto puede producir un hijo «malcriado»
o demasiado consentido. Entonces lloramos, a veces por horas, sin que nadie
aparezca. Imagínate el terror que sentimos en ese momento. Claro, ahora lo
hemos olvidado, pero el pánico adquirido del nacimiento y los primeros meses se
graba como un archivo en el disco duro de nuestro subconsciente, y se convierte
en una angustia existencial que nos acompaña el resto de la vida.
Sin darnos cuenta, decidimos que
el universo es un sitio amenazador. Por lo tanto, desde el principio, asumimos
instintiva e inconscientemente una posición defensiva ante la vida. Como bebés
somos tensos, estresados y angustiados, y más adelante vivimos con una
necesidad excesiva de ser protegidos por algo o alguien. Esta situación es lo
que nos hace convertirnos en fanáticos políticos o religiosos veinte años después.
¿No te has dado cuenta de las promesas de protección y satisfacción en los
mensajes políticos o religiosos?
Los políticos dicen: «Voten por mí, porque yo
los voy a proteger y conmigo tendrán todas sus necesidades satisfechas». Los
religiosos dicen: «Dios te protegerá. Reza y te dará todo lo que necesites».
Estos mensajes son ganchos psicológicos e inconscientemente nos dejamos
enganchar, porque por dentro guardamos las experiencias primarias de
desprotección e insatisfacción del bebé recién nacido. La creencia fanática en
la verdad absoluta es uno de los mejores tranquilizantes para la inseguridad
básica y la angustia existencial, porque teniendo todo clarito podemos mirar el
firmamento en la noche y sentirnos seguros.
Por lo tanto, mientras más inseguridad,
más extremo el fanatismo. ² Hay clínicas que ofrecen un parto alternativo,
donde se trata de «suavizar» el trauma del nacimiento con un ambiente físico
menos hostil, por ejemplo, dejando que el bebé nazca en agua tibia (en una
piscina). Lamentablemente, muy pocas mujeres en el mundo tienen acceso a estas
alternativas, a pesar de sus efectos positivos. Ojalá que algún día puedan
convertirse en los métodos «normales» para todos.
Las pocas personas que han tenido la suerte de percibir el universo
como un sitio amigable no se convierten en personas intolerantes o prepotentes.
Observan el firmamento en la noche y dicen: «No estoy seguro de lo que está
pasando aquí, pero no importa. Siento una profunda confianza en el misterio de
la existencia. No sé cómo, pero me siento protegido y estoy convencido de que
la vida me dará la oportunidad de encontrar o crear lo que necesito».
La inmensidad del universo Con
la frase «sólo sé que no sé nada» Sócrates quiere decir: «Siempre compara lo
que sabes con la inmensidad del universo». Hoy en día, los astrónomos están midiendo las distancias en
el cosmos. Cuando lo hacen, utilizan una medida llamada año luz. Un año luz es
la cantidad de kilómetros que recorre la luz durante un año a una velocidad de
300 mil kilómetros por segundo. Imagínate esta distancia: 300 mil kilómetros
por segundo durante un año. Son exactamente 9.460.800.000.000 kilómetros, es
decir, ¡casi diez millones de millones de kilómetros! Y esto es solamente un
año luz.
Cuando sabemos que la tecnología existente es capaz de medir
distancias en el orden de miles de millones de años luz, queda en evidencia que
el universo es demasiado grande para tener la verdad absoluta. Y esto fue
precisamente lo que Sócrates quiso decir: la «verdad verdadera» es demasiado
grande y nuestro intelecto demasiado limitado para entenderla.
LA HUMILDAD
La sabiduría socrática nos
ayuda a entender que la prepotencia es una actitud contraproducente ante la
vida. Crea conflictos y destrucción, nos cierra existencialmente y paraliza
nuestra evolución, porque no nos permite seguir aprendiendo. Al internalizar
esta sabiduría, asumimos una actitud de humildad y sencillez ante la vida y los
demás. Porque ante miles de millones de años luz.
EL ÉXITO ES SER UNO
MISMO.
¿Qué importa cuántos doctorados
tengamos en nuestra especialidad, cuánto dinero tengamos en el banco, cuál sea
el color de nuestra piel, cuánto poder nos dé nuestra posición social o
profesional, o a qué creencia religiosa pertenezcamos? ANTE LA INMENSIDAD DEL
UNIVERSO, SOLAMENTE NOS QUEDA POR DECIR: «SÓLO SÉ QUE NO SÉ NADA».
Aceptar nuestra ignorancia y comprender que todo ser humano tiene el
mismo valor y potencial de enseñarnos algo nuevo. Así quedamos abiertos para
seguir aprendiendo en cada momento. Como no tenemos la verdad, no hace falta ni
defenderla, ni imponerla, ni pelear para convencer o convertir a los demás.
Podemos vivir una vida más relajada porque evitamos el fanatismo dogmático, con
sus obsesiones, tensiones y conflictos. Quedamos abiertos para maravillarnos
ante lo desconocido y para escuchar a nuestros hijos, parejas, amigos,
compañeros de trabajo y seguidores de otras religiones, y aprender de ellos.
Las interpretaciones del misterio
Imagínate dos niños de cuatro años de edad juntos con sus respectivos padres en
la playa mirando las estrellas en la noche. Los padres de uno de los niños son
cristianos, mientras los padres del otro son budistas. Están todos en la misma
playa observando el mismo firmamento. Ambos niños hacen la misma pregunta a sus
padres: «Mami, papi, ¿quién puso las estrellas allí en el cielo y quién nos
puso a nosotros aquí en la Tierra?». Los padres cristianos responden: «Bueno,
hijo, escucha bien. La verdad es que Dios creó todo esto. Él puso las estrellas
en el cielo y nos creó a nosotros y nos puso aquí en la Tierra. Él ha creado
todo lo que existe».
Los padres budistas responden
algo completamente diferente: «Hijo, no pierdas tiempo ni energía tratando de
responder preguntas que no se pueden responder. Lo que necesitas conocer y
practicar para iluminarte y alcanzar el nirvana³ son ‹las diez perfecciones›». Los budistas no consideran importante la
existencia de un dios, porque, según ellos, si alguien dice «Dios creó todo
esto», una siguiente pregunta muy lógica sería: ¿quién creó a Dios?, y ¿quién
creó a quien creó a Dios?, y así sucesivamente, hasta el infinito. ³ Concepto
oriental (principalmente del budismo): la máxima realización espiritual o la
iluminación. Introducción Todos están en la misma playa, mirando las mismas
estrellas y respondiendo la misma pregunta. ¿Cuál es tu opinión? ¿Cuál de los
dos niños recibe la verdad? Según mi manera de ver, ninguno de los dos.
La existencia humana en la Tierra no se puede explicar o, mejor
dicho, nuestras explicaciones son precisamente eso: explicaciones y no
verdades. Nuestra vida en este universo es un misterio y como tal puede ser
interpretado de infinitas maneras. Y ya hemos visto que mientras más sabemos, más
grande es el misterio. Por lo tanto, lo que llamamos «verdades», creencias o
convicciones nunca son verdades, sino «interpretaciones del misterio». Entonces tenemos la interpretación
cristiana, la interpretación budista, la interpretación hindú, la musulmana, etcétera.
LOS
MAPAS
Fíjate, no hace falta la
verdad para vivir bien o hacer el bien. No hace falta el único camino
para crear bienestar. Lo que sí hace falta es una buena guía o un buen mapa
para orientarnos en el «terreno de la vida». Por eso, no nos interesa la verdad absoluta.
Lo que nos interesa es si nuestras
«interpretaciones del misterio» son buenos mapas o no.
¿Y
qué es un buen mapa? Bueno, es el mapa que nos ayuda a ubicarnos en el terreno
y a llegar a donde queremos llegar por los caminos menos obstaculizados. Pero
para saber si el mapa es una buena guía o no, primero hay que saber a dónde
queremos llegar. ¿Y a dónde queremos llegar en la vida?
Tal vez tenemos diferentes metas,
objetivos o sueños, pero, como ya dije en el prólogo, la capa de diferencias
que separa a un ser humano de otro es muy fina. Por debajo estamos
todos conectados con el mismo deseo fundamental: una vida en bienestar en todos
los sentidos, tanto físico, material y mental, como emocional, social y
espiritual. Si nuestras creencias,
convicciones o explicaciones nos ayudan a crear más bienestar, ¿qué importa si
son verdades o no? Y qué bueno si alguien interpreta el misterio de una manera
diferente a la de nosotros. Quizás su manera distinta de ver las cosas pueda
completar y enriquecer nuestros mapas y hacerlos más útiles para nosotros. Aprendiendo de los mapas.
El éxito es ser uno mismo demás podríamos entonces aumentar nuestra
capacidad para crear bienestar en la vida. ¡Qué maravilla! Así que en este libro no te daré verdades.
Compartiré contigo un conjunto de mapas que me han ayudado y que me siguen
ayudando a sentirme mejor en mi vida. Tal vez te puedan ayudar a ti también en
tu vida. Pero mi objetivo no es el
de convencerte de que tengo la razón y la única verdad, porque no la tengo.
Puede ser que mis mapas no te sirvan. Lo único que te recomiendo es que si te
dan curiosidad, te dejes guiar por ellos por un tiempo y observes lo que pasa.
Si te sientes mejor ¡maravilloso!, y si no, ¿cuál es el problema? Hay tantos
caminos y mapas posibles en este misterio infinito, que estás en tu derecho de
buscar y utilizar cualquiera que te sirva. Pero eso sí: el criterio es que tus
mapas te orienten hacia el bienestar. Si no, bótalos y búscate otros.
A LO QUE ME HE REFERIDO COMO “INTERPRETACIONES DEL MISTERIO” O MAPAS
SERA LLAMADO PARADIGMAS.
Las historias personales
referidas son tomadas de conversaciones que he tenido con pacientes en
consultas y participantes en cursos. La primera parte se llama “Todos somos
responsables”. En el primer capítulo, hablare de los faros que son los puntos
fijos de referencia que no cambian cuando actualizamos los paradigmas.
LOS FAROS. El cambio permanente. La ley del equilibrio. El egoísmo responsable.
Todo está conectado con todo. Vivir es
un arte. El niño interior. Si no me conozco no me puedo amar. Un barco está
navegando en la niebla, a pesar de que el radar está funcionando el capitán y
la tripulación sienten cierta angustia porque no confían plenamente en la
tecnología. De repente oyen un ruido fuerte como un trombón, y ven una luz que
aparece y desaparece. Es un faro. El capitán identifica la posición de faro en
la costa y dice con gran alivio. “Gracias a Dios, estamos bien ubicados y
llegaremos a puerto sin problemas”. Lo
mismo puede pasar en nuestras vidas. A
veces nos sentimos confundidos y no sabemos dónde estamos ubicados, ni que
curso fijar para seguir avanzando, en ese momento necesitamos los faros. Me
refiero a los principios o leyes naturales. Representan supuestos básicos que
simplemente aceptamos o rechazamos, como por ejemplo que 1 más 1 son 2 en
matemática. Estamos en nuestro derecho a rechazarlo, pero entonces habrá que
inventar otra matemática.
EL CAMBIO PERMANENTE. “AQUELLOS QUE NO AMAN EL CAMBIO NO SON, EN
VERDAD, VISITANTES DE LA TIERRA”.
Richard Bach. O sea, el
cambio es el único constante en nuestras vidas. En nuestra vida experimentamos
un constante cambio. En la medida que aprendamos seremos capaces de crear
bienestar y calidad de vida para nosotros mismos y los demás. Ejemplo cuando nos mudamos o cambiamos de trabajo,
cuando muere un familiar o amigo. Las consecuencias pueden ser muy
destructivas. Todos conocemos de personas que se suicidan por un divorcio o por
negocios fracasados caen en una depresión prolongada y pueden llegar a cometer
un acto de suicidio. Un individuo que se
quiere y se respeta debe de tener la capacidad para recuperarse con mayor
seguridad que una insegura porque ve la salida con aspectos positiva de la
nueva situación. Algunas personas exageran “mientras más pobre soy más cerca de
Dios estoy”. Tampoco sirve porque también crea una vida de extremos. Por un
lado, minimizan la importancia de las necesidades materiales y físicas
incluyendo las sexuales, reprimiendo la vida terrenal, y por el otro se dedican
exclusivamente a la dimensión espiritual.
“LA LEY DEL EQUILIBRIO SEGÚN LA ANTIGUA SABIDURÍA HINDÚ”
SABER QUE TENEMOS DERECHOS NO
SIGNIFICA QUE DEBEMOS APLICARLOS SIEMPRE. DECIR, POR EJEMPLO. “no me importa”
en cualquier momento, sería un egoísmo extremo, POR ESO, COMO EGOÍSTAS
RESPONSABLES MANEJAREMOS NUESTROS DERECHOS CON RESPONSABILIDAD, tomando en cuenta a los demás y las
circunstancias.
TODO ESTA CONECTADO CON TODO. Según la teoría integral o sistémica”
o “ecológica” el ser humano es un compuesto de varios elementos o dimensiones.
La física, la emocional, la mental, la social y la espiritual. Todas estas
están interconectadas e influyen entre sí de una manera continua y recíproca. Todas estas están interconectadas e influyen
entre sí de una manera continua y recíproca. Por ejemplo nuestro estado físico
influye sobre nuestro estado emocional y viceversa, cuando tenemos gripe nos
sentimos deprimido o cuando estamos deprimido por cierto tiempo, nuestra
defensa inmunológica se debilita y podemos contraer una gripe u otra
enfermedad. De igual modo durante la gripe nuestros pensamientos tienden a ser
negativos.
Por otro lado, cuando pensamos positivamente nos sentimos alegres y
nuestra resistencia física se fortalece. Para terminar de comprendernos hay
que incluir las influencias del clima y de las radiaciones cósmicas y telúricas
sobre el individuo. A veces sentimos influencia hasta de la luna sobre tu
estado de ánimo.” Todo está conectado con todo”. Nos ayuda entender que cada
organismo es un sistema propio, pero al mismo tiempo es una parte de otro
sistema más grande, desde el micro hasta el macrocosmos, desde el mundo
subatómico hasta todas las constelaciones estelares.
VIVIR ES UN ARTE.
Existen dos tipos de equilibrio el mecánico y el orgánico. El equilibrio
mecánico es estático, es decir no se mueve,
cuando los dos platillos de una balanza se ubican en el mismo nivel. El
equilibrio orgánico es totalmente diferente. Se mueve constantemente, como el
equilibrista del circo caminando sobre la cuerda, para mantener el balance y
poder avanzar el equilibrista se mueve
de un lado para otro, porque si se queda parado sin moverse rápidamente cae de
la cuerda.
O sea si la cuerda se mueve el
equilibrista también. La cuerda se mueve simboliza la vida cambiante y el
equilibrista moviéndose de un lado a otro representa al ser humano tratando de
adaptarse a los cambios. Mientras más
alto es la autoestima somos más libres para mantener el equilibrio a pesar de
los cambios externos. ¿Te das cuenta de que vivir es un arte? Para vivir en
bienestar tenemos que ser no solamente equilibristas, ¡sino malabaristas
también¡
EL NIÑO INTERIOR,
“EL NIÑO ES EL PADRE DEL HOMBRE” ANÓNIMO. Ese faro indica que toda la vida cargamos
por dentro al niño o la niña que fuimos una vez. El “niño interior” psicológico
es responsable de gran parte de nuestros patrones de conducta y reacciones
asociados con la vida emocional. Al contactar y comprender a nuestro niño interior y al permitirle que
se exprese, logramos sanar los daños emocionales de la infancia y aprenderemos
a querernos más a nosotros mismos.
El paradigma del “niño interior” utiliza el término “esencia” que
quiere decir lo más interno, lo natural lo verdadero o lo genuino. La esencia
humana se manifiesta en todas las denominadas características del niño sano,
que son curiosidad, vulnerabilidad, sinceridad, coraje y una gran capacidad
para amar. Como veremos más adelante, la mayoría de los seres humanos tenemos
una autoestima lesionada, a pesar de las buenas intenciones de nuestros padres
y educadores. Durante la infancia, nuestra esencia se vio forzada a esconderse
y fue reemplazada por una personalidad
falsa, pero socialmente aceptada.
SINO ME CONOZCO, NO PUEDO AMAR.
PARA SER TU MISMO, NECESITAS TU SER. SOEREN KIERKEGAARD . LA CONCLUSIÓN
QUE PODEMOS SACAR DE TODOS LOS FAROS ANTERIORES ES QUE HAY DOS PALABRAS PARA
PRACTICAR EL ARTE DEL VIVIR Y GENERAR BIENESTAR. AUTO CONOCIMIENTO Y AUTOESTIMA.
La
primera quiere decir conocerse asimismo y la segunda amarse asimismo. Pero
fíjate, la segunda depende de la primera. La autoestima es una consecuencia
de autoconocimiento, porque ¿a quién vas amar si no te conoces? Pero yo me
conozco y yo me quiero, dirás y la mayoría de las persona opinan lo mismo.
Bueno, vamos a ver. Intenta responder las siguientes preguntas ¿cómo sé si estoy espiritualmente
equilibrado? Cuáles son mis necesidades emocionales? ¿Y cómo se si estoy
espiritualmente equibrado?.
Según Moller a la crianza y
educación tradicional debemos las limitaciones de nuestro desarrollo personal y
felicidad, pues no obligaron a renunciar a la libertad de ser auténticos. El
malestar colectivo es un reflejo del malestar individual. La insatisfacción de
no ser uno mismo por falta de amor propio. Luego somos todos de una forma u
otra, responsables de la precaria situación que vive actualmente la humanidad.
Al asumir esta verdad descubrimos las opciones para crear un mundo mejor. A
partir de sugerencias y ejemplos concretos y prácticos, aprenderemos cómo
reconquistar la libertad perdida y cómo no repetir con nuestros hijos los
errores cometidos en el pasado.
GERMÁN
SALTRÓN NEGRETTI RESPONSABLE DEL BLOG, ESPERA QUE ESTE TRABAJO SEA UNA GUÍA PARA COMPRENDER A LOS SERES HUMANOS, Y DE ESA FORMA TENER UNA MEJOR SOCIEDAD
DONDE CONVIVIR.
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