sábado, 6 de febrero de 2016

La crisis alimentaria se agrava en el mundo

29 de agosto de 2012
Germán Saltrón Negretti

Especulación con los alimentos

El precio mundial de los alimentos se decide en gran parte en el Mercado de Futuros de Chicago. Desde hace tiempo, el capital financiero ha entrado a especular con los alimentos. Este 2008, año de crisis, las grandes empresas de alimentos han incrementado sus beneficios en un 45% de media. Mientras que millones de personas mueren de hambre anualmente, las multinacionales de la alimentación no paran de acumular beneficios.

Con las políticas neoliberales, los países en vías de desarrollo han abierto las fronteras a la importación de productos agrícolas provenientes de EEUU i Europa (productos subvencionados que se venden por debajo del costo de producción ), destruyendo las producciones locales y se han visto obligados a destinar sus tierras agrícolas a la producción de alimentos para la exportación ( soja, café, bananas....) para tener divisas y comprar alimentos.

Los alimentos viajan miles de kilómetros para ir des del país productor hasta nuestra mesa, y alimentos que antes producíamos a pocos kilómetros, ahora los importamos de otros continentes...

Control de la Producción Mundial de alimentos por parte de Transnacionales

Con la irrupción de los transgénicos, se ha consolidado un modelo mundial de producción de alimentos en el que unas pocas empresas venden las semillas, los fertilizantes y los pesticidas al productor; después le compran la producción y las mismas empresas la transportan a la otra punta del mundo hacia las grandes cadenas de distribución: los supermercados Carrefour o Wal-Mart, presentes en todo el mundo, que también monopolizan la distribución de alimentos y nos imponen qué comprar y cómo comprar. Todo el circuito está en manos privadas y los gobiernos han perdido prácticamente cualquier posibilidad de definir que alimentos tiene que producir un país.

Agrocombustibles

Los agrocombustibles llevan al límite este modelo agrícola. Las mejores tierras que producen alimentos están siendo usadas para sembrar soja, colza, palma,... cultivos a partir de los cuales fabricar agrocombustibles. Es decir, la producción de alimentos está perdiendo terreno frente a la fabricación de combustibles. El aumento del precio del petróleo ha disparado las inversiones en fábricas de agrocombustibles, la compra de tierras y las inversiones de futuro, la cual cosa representa una gran amenaza para la producción de alimentos en muchos países.

DE LA CRISIS ALIMENTARIA A LA SOBERANÍA ALIMENTARIA.

Eric Holt-Giménez 22 septembre 2009 English Español

La crisis alimentaria actual—creada a lo largo de décadas—es un aplastante indicador contra la agricultura capitalista y contra los monopolios corporativos que dominan el sistema alimentario mundial. El complejo industrial agroalimentario creó la crisis al monopolizar los insumos industriales, la industria agrícola, las plantas procesadoras y los comercios de distribución. Las acciones del complejo industrial agroalimentario y la auto aplicación de soluciones neoliberales propuestas por las instituciones mundiales multilaterales que dirigen a los países industriales, se juntan con el escepticismo, la desilusión y la indiferencia del público general del Norte, que está más preocupado en el descenso de la crisis económica global que en la crisis alimentaria. El neoliberalismo se aferre en su posición y ha encontrado una resistencia creciente en los más afectados por la crisis—los pequeños productores de todo el mundo.

Al concluir la “Ronda de Desarrollo” de Doha sobre negociaciones de comercio las soluciones presentadas por el Banco Mundial, la Organización de Alimentación y Agricultura de ONU (FAO, siglas en ingles), el Grupo Consultivo para Investigación Agrícola Internacional (CGIAR, siglas en ingles) y la mega-filantropía proponen acelerar la expansión de la biotecnología, revivir la Revolución Verde, reintroducir los préstamos condicionados del Banco Mundial y del Fondo Monetario Internacional (FMI) y recrear el actualmente fragmentado poder de Organización Mundial del Comercio (OMC).

Estas instituciones tienen el mandato del capital de mitigar el hambre, reducir las tensiones sociales y reducir la cantidad de campesinos productores en todo el mundo— sin introducir cambios sustanciales a la estructura del sistema alimentario mundial. Las estrategias neoliberales se oponen por completo a las propuestas agroecológicas y de soberanía alimentaria que defienden las federaciones campesinas y las organizaciones de la sociedad civil en todo el mundo, las cuales buscan transformar el sistema alimentario. La crisis alimentaria se ha convertido en un punto fundamental en la lucha de clases sobre el futuro del sistema alimentario, esto lo evidencia los desacuerdos y las declaraciones de protesta en las recientes Reuniones Cumbre de Roma, Hokkaido y Madrid, la creciente resistencia pública en contra del complejo industrial agroalimentario, así como el aumento, diseminación y convergencia política de los movimientos sociales a favor de la agroecología, la reforma agraria, la justicia social y la soberanía alimentaria.

LA CRISIS ALIMENTARIA

El año pasado se produjeron cifras récord tanto en la cantidad de personas pobres sufriendo hambre en el mundo, como en las máximas cosechas y ganancias de las principales corporaciones industriales agroalimentarias. La contradicción de aumentar el hambre al mismo tiempo que aumenta la riqueza y la abundancia realzada por “rebeliones alimentarias”, no se había visto en décadas. Las protestas en México, Marruecos, Mauritania, Senegal, Indonesia, Burkina Faso, Camerún, Yemen, Egipto, Haití y otros veinte países fueron provocadas por el desmedido aumento en los precios de los alimentos (ver artículo de Walden Bello y Mara Baviera sobre el tema). En junio de 2008, el Banco Mundial reportó que el precio de los alimentos subió 83% en relación a los últimos tres años y FAO informó que el índice de precio de los alimentos en todo el mundo aumentó 45% en sólo nueve meses. [1] Mientras que los precios de las mercancías han bajado debido a la crisis económica y a que los especuladores han disminuido sus ganancias en las mercancías, los precios de los alimentos se mantienen altos y no se espera que bajen a los niveles tenidos antes de la crisis.

Las numerosas y extendidas protestas no fueron simplemente “motines” de masas enloquecidas por el hambre. Más bien fueron airadas demostraciones en contra de los altos precios de los alimentos en países donde anteriormente tenían sobreproducción de alimentos, y donde los gobiernos y las industrias ignoraron la apremiante situación y las demandas populares. En algunos casos sólo fue gente hambrienta tratando de obtener comida de camiones o supermercados. Alarmados ante el creciente espectáculo del descontento social, el Banco Mundial declaró que sin una inyección masiva e inmediata de ayuda alimentaria, 100 millones de personas en el Sur serían parte del enorme rango de hambrientos en el mundo. [2] Esta estridente advertencia avivó de inmediato creencias Maltusianas en la industria agroindustrial y desencadenó una oleada de heroicas promesas sobre nuevas semillas genéticamente modificadas de alto rendimiento, resistentes a cambios climáticos y biofortificadas. 

El Banco Mundial lo llamó un “Nuevo Acuerdo” para agricultura y lanzó un portafolio de US$1.2 billones para préstamos de emergencia. La FAO llamó, aunque sin éxito, a los gobiernos de los países miembros de la OECD (Organización para la Co-operación y el Desarrollo Económico, siglas en ingles) para financiar con US$30 billones la reactivación de la agricultura de los países en vías de desarrollo. Bill Gates el mega-filántropo invitó a corporaciones multilaterales a seguirlo creando una nueva era del “capitalismo creativo”, prometiendo que su nueva Alianza para la Revolución Verde en África (AGRA, siglas en inglés) brindará a cuatro millones de pequeños productores semillas y fertilizantes.

Con la cosecha record del 2007, según la FAO, había más de los necesario para alimentar a toda la población mundial en el 2008—al menos 1.5 veces lo requerido. De hecho, en los últimos veinte años la producción de alimentos ha aumentado anualmente 2%, mientras que el índice de población ha disminuido 1.4% anual.

Globalmente, no es la población humana la que agota las reservas de alimentos. Más del 90% de la población pobre es simplemente demasiado pobre para poder comprar sus alimentos. Los altos precios de los alimentos son el problema, porque aproximadamente tres billones de personas—la mitad de la población mundial—sufre moderada o extrema pobreza. Alrededor de la mitad de la población de los países en vías de desarrollo ganan menos de dos dólares diariamente. Aproximadamente 20% sufre “extrema pobreza” y gana menos de un dólar al día. [3] Muchas de las personas clasificadas como pobres son campesinos de subsistencia, quienes han sido despojados de la tierra y del agua, por ello no pueden competir con el Mercado global. [4]

Además, el desvío de gran cantidad de granos para alimentar el ganado industrial y de vegetales para producir aceite en economías emergentes, así como la ocupación de tierra y agua para producir agrocombustibles, ejerce una fuerte presión en el mercado de alimentos básicos.

No sorprende que, los mayores monopolios de agroalimentos obtengan de la crisis alimentaria gigantescas ganancias. En el último trimestre del 2007 cuando la crisis alimentaria mundial despuntaba, las ganancias de Archer Daniels Midland aumentaron 42%, las de Monsanto 45% y las de Cargill 86%. La subsidiaria de Cargill, Fertilizantes Mosaic logró que sus ganancias aumentaran 1,200%. [5]

La constante concentración de ganancias y poder de mercado en los países industrializados del Norte, refleja la pérdida de capacidad en la producción y el aumento del hambre en los países del Sur. A pesar de la aclamada productividad de las semillas de la Revolución Verde y a pesar de las campañas sobre desarrollo promovidas durante décadas—más recientemente la escurridiza campaña Metas de Desarrollo del Milenio—el hambre per cápita es mayor y la cantidad de personas desesperadas por el hambre en el planeta ha aumentado de 700 millones en 1986 a800 millones en 1998. [6] Actualmente esta cantidad se eleva a un billón.

Hace cincuenta años, los países en vías de desarrollo tenían anualmente una sobreproducción agrícola de US$ 1 billón, dedicada al comercio. Después de décadas de desarrollo capitalista y de la expansión global del complejo agroalimentario industrial, el déficit de alimentos en el Sur se ha elevado a US$11 billones por año. [7] La factura de importación de cereales para los países pobres con déficit alimentario actualmente supera los US$38 billones y la FAO anticipa que aumentará a $50 billones en el 2030. [8] Que los países del Sur cambiaran de ser autosuficientes en alimentación a ser dependientes es producto de la colonización del sistema alimentario nacional y de la destrucción de la agricultura campesina.

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