martes, 10 de noviembre de 2015

EL CAMBIO CLIMATICO Y SUS GRAVES CONSECUENCIAS

08 de noviembre de 2015
Germán Saltrón Negretti


Que se entiende por permafrost. Es el suelo que permanece por debajo de 0 grado durante más de dos años. Este fenómeno se produce en las regiones de montañas altas, lugares donde el calor del verano no llega hasta la parte interna del suelo, en suficiente cantidad para derretir ese hielo. El permafrost existe en una cuarta parte de la superficie terrestre de la tierra, cubriendo buena parte de Alaska, Canadá y Siberia. Los suelos de permafrost están llenos de carbono orgánico, se calcula que tienen unas 1.700 toneladas, lo que equivale a casi el doble de la cantidad total de carbono que hay en la atmósfera hoy en día.

Cuando el permafrost se derrite, la descomposición de la materia orgánica aumenta por la mayor actividad microbiana, lo que provoca que gran cantidad de carbono se libere a la atmósfera en forma de dióxido de carbono (CO2) y metano. La mayor parte del carbono del Ártico se encuentra en suelos ubicados dentro de los 3 metros de la superficie, los cuales son vulnerables al deshielo. Un reciente estudio ha calculado que una décima parte de la reserva de carbono que contiene el permafrost podría liberarse en 2100, a no ser que el calentamiento global se mitigue. Esa cantidad equivale a 20 años de emisiones de CO2 por las actividades humanas al ritmo actual. Si se produce el fenómeno, nos acerca peligrosamente al punto de inflexión climático, al aumento en 2 ºC de la temperatura media de la Tierra.

El mundo se está calentado desde que comenzó la Revolución Industrial, debido a la actividad humana, alrededor de 0,6 ºC y se espera que aumente 0,8 ºC, aunque dejáramos de emitir carbono a la atmósfera, ya que hay factores que el ser humano no puede controlar, como la acumulación de calor en los océanos. Así que el mundo se encamina a un deshielo global a menos que se reduzcan las emisiones de carbono. Los océanos se han calentado y el volumen de nieve y hielo ha disminuido. Las concentraciones de CO2 se han disparado y el nivel del mar no deja de crecer por el deshielo del Ártico. Con tan dramático panorama, hay que hacer algo para acabar con el efecto invernadero, reduciendo la emisión de carbono en la atmosfera producido por la quema de combustibles fósiles que contienen carbonos como el carbón, petróleo y gas natural. Este sistema capitalista en que vive la población mundial, con las desigualdades existentes siempre esta situación afectara a los pobres, quienes no disfrutan precisamente de las comodidades de la vida moderna.

Los efectos se están produciendo progresivamente, olas de calor, mayores precipitaciones, el efecto de El Niño en el Pacifico y las estaciones de los monzones en el sudeste de Asia. Sequias que convierten los bosques vulnerables a los incendios que afectan a todas las especies que viven en ellos. Los incendios aumentan también el nivel de dióxido de carbono en la atmosfera. Los hábitats se mueren. Todo esto afecta la vida de las gentes. 

Los océanos se calientan más rápidamente y afecta la vida marina. Un tercio de la población mundial vive a menos de 100 km del mar y más de la mitad de las 20 ciudades más grandes del mundo están ubicadas en las costas. Un aumento de 1 metro del nivel del mar sería suficiente para inundar toda Nueva York, incluyendo la red del metro y los tres aeropuertos. Un informe encomendado por el Pentágono concluyó que el cambio climático podría crear una situación de riesgo de seguridad en una fecha próxima como 2020.Existen algunas herramientas para aminorar el cataclismo, pero los intereses económicos de las grandes potencias lo están impidiendo. Los Gobiernos no quieren reducir las emisiones de dióxido de carbono a unos niveles aceptables. Quien producen todo este dióxido de carbono. EE.EE y China son los países con mayores emisiones. Sin embargo, per cápita, EE.UU, los australianos y los canadienses son los mayores emisores. Un ciudadano de EE.UU consume como media seis veces más energía que otro del resto del planeta. Este problema es el mayor reto que confronta la humanidad. Algunos dirigentes políticos y empresariales piensan que las nuevas tecnologías los salvaran, o que al menos los más ricos sobreviran. Así razonan los capitalistas que se mueran los pobres. Se requiere con urgencia una campaña mundial para dar a conocer este problema y presionar a los gobiernos.

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